Irrelevante para la ciudadanía que al gobernador electo Cuitláhuac García le guste bailar, que su próxima titular de Turismo sepa “más del cien por ciento de inglés” y que también le guste la salsa; que su robusto Secretario de Salud tenga un antro disfrazado de cantina, que el de Economía hable como si fuera el Secretario de finanzas al adelantar la reestructuración de la deuda y que el bajacaliforniano Eric Cisneros se mal ocupe de temas de Salud cuando su tarea es la gobernabilidad.
La aparente ausencia de rumbo cobra tintes dramáticos cuando desde el centro observamos cómo en el equipo de transición de Andrés Manuel López Obrador trabaja en los grandes temas sociales como empleo y salarios, TLC, el Tren Maya, el nuevo aeropuerto, las medidas de austeridad, justicia y desaparecidos, así como la presentación del gabinete con todo el protocolo.
En Veracruz, de mole, chile y pozole parecieran las acciones que en el día a día cumple el gobernador electo Cuitláhuac García y su staff de paniaguados.
Todo se ve como misterioso, encriptado, en secreto.
Todo en un escenario de rumores y versiones descabelladas como el que refiere que la próxima primera dama y titular del DIF será Ana Miriam Ferraez, quien hasta hace unos meses le daba “asquito” Andrés Manuel López Obrador.
Ya mismo se observa un Cuitláhuac García Jiménez nervioso, desencajado y molesto; de mecha corta. No admite reclamos y su equipo de “amigos” que lo rodea impide todo contacto… y como que siempre anda a la carrera.
Veracruz y los veracruzanos tan acostumbrados al rito de la política. Tan dedicados a la grilla, al café de La Parroquia y La Merced. Tan dados a componer el mundo y sentirnos orgullosos de nuestro gobernante, líder, guía, ídolo, hoy observamos a un chavo ruco de jeans, camisas deslavadas con las mangas arremangadas y zapatos de goma corriendo de un lado para otro.
A la prehistoria el protocolo y el cuidado de formas que por décadas nos acostumbró la clase política.
Ernesto Pérez Astorga a quien de familia le viene la distinción, ya se sumó al estilo chairo; Erik Cisneros parece que viene del polo norte con su vestimenta inadecuada para los 39 grados de calor a la intemperie; ha de oler a carnitas.
Y qué decir del de Salud con una bata de clínica del ISSSTE dos tallas menos para su abultado abdomen ahí, repartiendo consulta no precisamente médica… y está bien que hay que ser y parecer, pero no con tanta tosquedad.
¿Irrelevante acaso?
Tal vez, pero la forma es fondo.
Ello al igual que el mensaje político que en voz del señor gobernador entrante pareciera responde a la improvisación, a la ausencia de un texto que le impida decir barbaridades, a la falta de un mensaje que nos permita fincar esperanzas de un promisorio gobierno que antes de diez semanas ya estará en funciones.
La estrategia sucesoria que pareciera está hecha al madrazo está generando entre la población inquietud al igual que las versiones insanas que apuntan a que Cuitláhuac a ese paso no va a durar, que Erick será el relevo o que Manuel Huerta ya está en rounds de sombra, incluso que el bueno sería enviado por López Obrador.
A la par se observa ruido mediático desde el gobierno que desliza versiones, pinta escenarios de derrumbe para el que no sabe. Le mete bolas de humo para que en la transición le deje a Veracruz prendido de alfileres.
Para nadie es desconocido que en Sefiplan se trabajan turnos dobles para borrar y maquillar cifras, para cuadrar cuentas y justificar presuntos desvíos entregados a la pasada campaña electoral y en el resto de las dependencias la orden es limpiar todo, aviadores incluido y empleados por honorarios provenientes de otras entidades con salarios altísimos.
De ello aunque Cuitláhuac ha venido dando cuenta y denunciando los atropellos del saliente “Yunes se está clavando el dinero”, sorprende que sus fuentes de información estén sustentadas en los periódicos locales, las redes sociales y columnas políticas.
Así no es.
Habrá que recordar cuando Carlos Salinas entrega el poder a Ernesto Zedillo la Presidencia de México, éste se le escurre de las manos a 27 días de haber tomado posesión en que tuvo que devaluar el peso.
Todo estaba dinamitado.
Hoy de cara a la nueva realidad de Veracruz, tal vez no basta que la mejor arma del gobernador entrante sea una veintena de casas auditoras traídas de la ciudad de México para la transición ya que sólo tendrá cuatro semanas (todo noviembre) para firmar la entrega del gobierno.
Se requiere de una entrega que vaya más allá de un sospechoso “Comité Ciudadano” nombrado por Yunes Linares para “garantizar la transparencia” en el proceso de transición.
No se puede confiar en esos “distinguidos ciudadanos” entre los que se cuentan Carolina Ocampo, una “Reina de Belleza” empleada de Televisa, amiga de la familia Yunes; un empresario, Luis Palacio Maceda, beneficiado con millonarios contratos por 70 millones de pesos para la realización de obra pública estatal, el Pastor León Armando Díaz, titular de la primera iglesia Bautista que poco tiene que ver con el laicismo histórico de Veracruz.
Asimismo, dentro de este distinguido grupo de “ciudadanos notables”, está el notario público Raúl Gustavo Gutiérrez Ávila, sepulturero de la Notaria de Flavino Ríos por consigna gubernamental.
Ya se ha escrito de este Notario de Martínez de la Torre que es toda una fichita “quien a base de truculencias y abusos ha amasado una enorme fortuna, además de hacer juicios a la ligera endilgando defectos a quien no conoce; se ha especializado en intestado con los que se favorece despojando de sus bienes a cuanto martinense se deja”.
En estas joyas se deposita la transparencia de la entrega recepción para que una vez firmada la recepción del gobierno ¡Ahí nos vemos cocodrilo!
El infierno será todito para Cuitláhuac quien aún está a tiempo de rodearse de los mejores. Nada más tiene a su disposición a ocho millones de veracruzanos dispuestos a rifársela por su tierra.
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo
|