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Este domingo de ramos Andrés Manuel López Obrador encabezará la entrega de espadas a la generación 2019 de la Heroica Escuela Naval Militar “Antón Lizardo” en Veracruz. Lo recibirá un pueblo enlutado por el asesinato de 1 bebé, 6 mujeres y 7 hombres ocurrido durante una fiesta infantil en el salón “La potra” de Minatitlán el pasado viernes santo. Literalmente los crucificaron…
El alcalde minatitleco, Nicolás Reyes Alvarez, anunció la petición al Presidente de República de refuerzo federal para contener al crimen organizado que se posesiona -cada día- de más territorio físico y social en su municipio.
A la petición se puede sumar Coatzacoalcos donde mataron y les dieron el tiro de gracia a cuatro niños de 3, 4, 5 y 6 años de edad en junio del 2017 por órdenes del entonces jefe de plaza de “Los zetas”: Hernán Martínez Zavaleta (a) “El H”, detenido el 2 de julio del mismo año.
Su cómplice Alaín Sánchez López (a) “La liebre” fue capturado el 4 de marzo del 2019 en Coatzacoalcos por delitos contra la salud; luego, se le conectó con la autoría material del referido mega infanticidio.
En Coatzacoalcos, empero, lo ocurrido en junio del 2017 fue apenas un contacto con los demonios de la caja de Pandora.
De aquel 27 de junio a la fecha los vecinos del antiguo Puerto México viven con miedo y han llegado a ubicar su ciudad como la segunda más peligrosa del país -estadística de febrero/2018-.
Ahí, como en el sur de Veracruz entero, los niveles de violencia han tomado grados inenarrables, pecados inconfesables, rupturas estructurales de la sociedad en lo económico, político, jurídico, institucional; con un consecuente daño al tejido social y claras señales de Estado fallido.
No hay teoría de ciencia social alguna que describa lo que se vive en las fronteras de Veracruz con Tabasco, Chiapas, Oaxaca; no sólo hoy, sino desde varios lustros detrás.
El periodismo, los organismos empresariales, las instituciones religiosas, los distintos niveles de gobierno, estamos rebasados.
Los asesinatos ocurren diariamente; también los secuestros; la gente desaparece y si puede cambia su domicilio a otra entidad o al extranjero.
Entre las escasas ofertas de trabajo están las de convertirse en miembro del crimen organizado con mejor sueldo y prestaciones frente a las proporcionadas por el empleo formal.
Los seguros de vida y social son letra muerta.
Nadie garantiza nada al respecto, ni de un lado ni del otro.
Puedes ser honesto o ladrón y morir en cualquier momento dentro de las más disímbolas circunstancias.
Se trabajar para sobrevivir y cada día más gente opta por trabajar en la industria del crimen organizado o es obligada a cruzar esa línea.
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En Veracruz hacer periodismo es sinónimo de poner en riesgo la vida.
Es básico entender que los héroes no existen, salvo en la conformación de un lenguaje mitológico o de manipulación histórica y por tanto ideológica.
La matanza de 14 personas el día de la crucifixión, en Minatitlán, correspondió a una circunstancia, una coyuntura y una estructura.
Iban por el “beky”, dueño de una cantina…
En la lucha por sobrevivir frente a la persecución de tres o seis sicarios -las versiones varían en todos los sentidos- “beky” tuvo contacto con quienes festejaban en “La potra” y aquel escudo humano resultó frágil y devino una matanza sin precedentes en la historia reciente de la región, entre otros detalles por incluir a un niño que resultó con tiros de gracia, como si tal frase fuera válida para referir el final de la vida de un inocente.
Manejar “giros negros” en una región estructuralmente descompuesta implica una vocación suicida.
“Los zetas” y los cárteles del “golfo” y “cjnv” - ligados desde siempre a las clases de poder: parte del político y parte del empresarial- se los disputan desde varios años atrás.
La principal forma de hacer “negocio” es traficar cocaína desde sudamérica y usar Veracruz como trampolín en la ruta hacia Estados Unidos, el mayor mercado de consumo de drogas del mundo.
Otra es vender polvo blanco en las grandes ciudades como Coatzacoalcos, Minatitlán, Veracruz, Xalapa, Córdoba, Orizaba, Poza Rica, entre otras.
Los cantineros o “giros negros” constituyen puntos de venta de drogas, trata de blancas, comercio sexual y oficinas del sicariato.
Sus dueños se enfrentan a una disyuntiva mortal: vender para “a”, recibir la visita de “b”, también de “c” y hasta “d” ó “e”.
Ni el negocio con el mayor número de consumidores es capaz de satisfacer la demanda de ventas de todos los mafiosos.
El cantinero terminará cerrando y escapando, traspasando su negocio a un ingenuo, aguantando un tiempo o asesinado como el “beky” que trágicamente se llevó a trece seres humanos con él.
Esta situación es una coyuntura de la que sobran ejemplos: a los esquiteros -vendedores de elotes, pobres entre los pobres- se les mira como cualquier capitalista de mediano ingreso -digamos el dueño de una ferretería- y no obstante estar separados por miles de pesos de ingreso en la escala social, deben “pagar su diezmo”, morir o sufrir la pérdida de un ser querido vía el secuestro, la desaparición absoluta o la incorporación del pariente a la cadena del mal: como prostituta si es mujer o como sicario si es hombre.
Estos son algunos de los modus operandi del crimen organizado o la mafia o la maña.
En Veracruz las autoridades reconocen 5 mil personas desaparecidas pero los colectivos dedicados a buscar familiares incrementan la cifra más allá de las 20 mil.
En el transcurso de la semana la Fiscalía a cargo de Jorge Winckler, políticamente separada de la Secretaría de Seguridad Pública bajo el mando del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, dio a conocer el hallazgo de más cadáveres en fosas clandestinas del municipio de Río Blanco; llegaron a 16.
Es increíble pero nuestras autoridades se dan el lujo de una pelea política frente al enemigo común: un monstruo que cada día asesina inocentes hasta sumar miles.
Hay mucho más, la lista no tiene fin, la imaginación del crimen organizado es inescrutable: habilitar a niños y adolescentes como parte de su ejército; convertirlos en “halcones” o sicarios es parte de la realidad.
Hay políticos que dan la cara, hacen declaraciones, participan de la estructura partidista, arriban a cargos públicos y resultan a la postre vinculados con la mafia.
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En Texistepec, Veracruz, la madrugada del martes santo murieron tres sujetos en el rancho “El roblar”.
Fue un caso circunstancial.”
Paralelo a esta historia hay un tema coyuntural y estructural: PEMEX defraudó -entre los años 2001-2016- con la remediación ambiental de la ex azufrera Compañía Exploradora del Istmo -CEDI- y en el 2016 le dio un contrato para extraer material de desecho: chapo, restos de azufre, a la compañía LIM del Puerto.
Los tres cadáveres de marras aparecieron en un rancho donde LIM del Puerto guarda maquinaria pesada.
La noche del lunes santo ocurrió un secuestro en la “Portada 2” de CEDI y hacia la media noche ocurrió el “levantón” de cuatro personas.
Hechos circunstanciales si se les observa por separado, se convierten en coyunturales si se les une.
Luego, se conectan a datos estructurales si tomamos en cuenta que uno de los secuestros ocurrió contra
bloqueadores de los accesos de LIM del Puerto a la ex CEDI, de donde se extraen millones de pesos en material para crear asfalto, sin que exista transparencia sobre el destino de esos recursos.
¿Hay un vínculo entre los secuestros y las tres muertes?
Lo ignoro pero frente a los cientos de muertos del sur veracruzano todo es posible.
Hay un punto común entre el crimen de tres -con un herido, además-, la matanza de 14 en la colonia obrera de Minatitlán y el infanticidio del 27 de junio del 2017 en la colonia Calzadas de los límites entre Coatzacoalcos y Cosoleacaque: la impunidad, la guerra entre cárteles, la corrupción política…
El vínculo que aparece en algún momento con personajes de la política y/o la sociedad ubicada entre la indefensión y la indiferencia, así como las autoridades rebasadas e incapaces de enfrentar tamaña fuerza volcánica…
Aquí, hemos pasado de casos circunstanciales aislados a su conformación en un conjunto ubicado como coyuntura.
Ya no son dramas separados…
Corresponden a una lógica: son semejantes entre sí y se conectan como piezas de un andamiaje social con movilidad propia pero conexiones inevitables…
Apliquemos el modelo estructural/funcionalista de las ciencias sociales y tendremos daños severos en una estructura jurídica si en su contexto existen fallas en la estructura económica, por ejemplo.
Si la estructura educativa deja de funcionar afecta al resto.
Todo lo descrito o abordado aquí se conecta a la estructura socio-económica; es decir a la necesidad de inversiones, empleos bien pagados; movilidad social, desarrollo colectivo.
Asimismo a la prevención en materia de seguridad, procuración y aplicación de justicia; disminución de corrupción y eliminación de la impunidad.
Empero, frente a esos ideales, enfrentamos la pudrición de un sistema socio-político y socio-institucional sin elementos democráticos sólidos ni profundos; lo que debilita, per sé, a quien ostente el poder otorgado por el voto.
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La lucha por sobrevivir enfrenta a unos contra otros y se impone el más hábil, el más fuerte o el más adaptado.
Los demás mueren en medio de una guerra falsa: denominada contra el crimen organizado surgido de la corrupción del Estado y entonces la guerra es del Poder por el Poder.
Antes de la matanza del viernes santo en Minatitlán ocurrieron otras matanzas allí, en Coatzacoalcos, en Jáltipan, en Cosoleacaque, en Acayucan, en San Juan Evangelista, en Sayula de Alemán.
También en el centro y el norte de Veracruz.
Veracruz entero padece cáncer; Veracruz muere a lo largo de su extenso territorio…
Los escenarios son lo de menos: la esencia es la pudrición del sistema.
AMLO, entonces, no será recibido en su cuarta visita por una sociedad sino por un Estado en guerra.
El parte que recibirá será de muertos, heridos, mutilados que han sobrevivido, así como las causas de este lacerante escenario: el fin de un sistema macro-económico que arrojó a millones a la calle desde décadas atrás y el reclamo airado por el exceso de sangre en el corto, muy corto tiempo que lleva de gobernar.
La lógica indica que nadie puede solucionar un programa estructural generado durante años, en solo cinco meses…
El problema es que AMLO generó esa esperanza y los deudos no pueden entender -nadie cuenta con esa capacidad- que la caja de Pandora no se abrió esta Semana Santa…
Vivimos dentro de la caja de Pandora desde muchas décadas atrás…
Más aún: nosotros mismos somos la caja de Pandora…
Según el mito griego Pandora cerró la caja tras la salida de todos los males que hoy aquejan a la humanidad y la cerró dejando dentro de ella únicamente a la esperanza.
De ahí la frase: la esperanza es lo último en morir.
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«El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos».
Lo dijo Antonio Gramsci y constituye una verdad histórica…
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Sin embargo: ¿quién puede leer al pensador marxista italiano frente al cadáver de un bebé cruzado por las balas de gente que entregó el alma, se la robaron o nació sin ella?
Y permanecer inmóvil, estático, frío como un cadáver que respira… |