Tras los apoyos al campo anunciados el 22 de abril por el presidente López Obrador a cambio de que los 60 mil agricultores veracruzanos “redoblaran la producción” y batieran records de cultivo, lo cual levantó el entusiasmo y como primera prueba le tuvieron listas 300 mil toneladas… pues resulta que “¡Dice mi mamá que siempre no!”.
La Secretaría del ramo antes citada –Sader- se zafa aduciendo que los precios de garantía prometidos por el Peje se darían… “pero a futuro”.
Ya de por sí castigado el precio por tonelada ahora los 60 mil productores, de acuerdo al señalamiento de Juan Carlos Molina, deberán entregan su cosecha al coyotaje con una merma del 25 al 30 por ciento menor a la que otorga el llamado “precio de garantía” del gobierno.
El diputado Molina sin pelos en la lengua y a contrasensu de lo que asegura el propio presidente de la república, sostiene que “hay muchos problemas y candados; primero no se cumplió con el pago de precio de garantía de 5 mil 600 pesos, argumentando que no era para esta cosecha otoño-invierno, sino para la temporada primavera verano”.
“Lo que pasó es que los campesinos al escuchar la oferta del presidente Andrés Manuel López Obrador le echaron ganas y se pusieron a sembrar mucho. Ahora tenemos 300 mil toneladas de maíz que no van a ser beneficiadas con el precio de garantía y vamos a quedar a merced del coyotaje, lo que siempre hemos padecido”, remató.
Otros daños que desalientan la siembra agrícola son los topes impuestos por el gobierno a la producción que no deberá rebasar las 20 hectáreas para ser acreedores al precio de garantía.
“Con ello el 40 por ciento de los productores veracruzanos no tendrán acceso a dicho programa, puesto que rebasan dicha cantidad de hectáreas. Nos pega en la torre porque no se accede al programa aunque se siembren una o dos hectáreas”.
Juan Carlos Molina dice, y dice bien, que “tal parece que se quiere beneficiar al que no quiere trabajar”… como a los “chairos”.
Lo que más llama la atención es la confusión discursiva del presidente López Obrador, quien da por seguro que “ya fueron beneficiados los productores de maíz, arroz y frijol” cuando en los hechos el beneficio será reducido y a futuro.
Poco a poco, esto no lo dice Juan Carlos, sino lo ha venido denunciado la opinión pública, va corriéndose el maquillaje de un gobierno de escenografía que ha preferenciado el populismo a la realidad democrática.
“Los campesinos ya pueden ir a Diconsa o a los depósitos de Liconsa y se les compra a un precio justo. Ahora son mil 600 pesos adicionales”, presumió el mandatario federal cuando en la realidad solo les pintó un violín a los reunidos en sus nutridos mítines.
Muy parecido ha sido también el comportamiento del gobernador Cuitláhuac García, cuando en días pasados en el marco de la tragedia de Minatitlán, donde asesinaron a 14 personas, entre ellas un bebé, el mandatario aseguró tener el control del estado, al tiempo que anunció la entrega de 500 vacas para ayudar a pacificarlo.
Nunca le informaron que el hato en Veracruz es de tres millones de reses y que las 500 vacas –la mayoría enfermas que donó para pacificar la entidad- no resultan significativas, ni incentivan más que a un reducido padrón de ganaderos (no más de 10).
Queda ahí pues la admonición de Juan Carlos Molina Palacios, calificado entre su gremio como un diputado local emblemático que cuando externa una declaración es porque “trae los pelos de la burra en la mano”, sobre todo cuando opina de las nuevas políticas públicas que el gobierno federal ha empezado a aplicar en todo el país.
Juan Carlos Molina Palacios no es compañero menos amigo del silencio cómplice, suelta la voz y expresa su rechazo a las decisiones tomadas en la cúpula del Gobierno Federal y que son aplicadas ahora por la SADER, antes SAGARPA.
Es por ello que la organización que encabeza a nivel estatal, la CNC, tomarán las medidas pertinentes para presionar al Gobierno Federal para que modifiquen estas nuevas reglas de operación que ahora afectan a los productores de maíz, medidas de presión que serán encabezadas por el diputado federal Ismael Hernández Deras, líder nacional cenecista.
Lo que viene es, ni más ni menos, la cruda realidad en donde de la palabra al hecho, dista un largo trecho.
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo |