México, ya no es tierra de nadie, es una constante disputa de su territorio por lo intereses personales, por la violencia generada, por la imposición de la ley que corresponde al mas fuerte, porque así es, ya nada se puede entender en esta nación, si no es a través de las armas, tanto de los grupos del crimen como de las propias corporaciones policiacas.
El propio Presidente de la República, se ha declarado incapaz de enfrentar los grandes retos de este país, dejando a los mexicanos, a que se defiendan, como dice el dicho, con sus propias uñas, pues ha pedido, incluso, a las propias corporaciones policiacas que respeten a los delincuentes, porque éstos también son humanos, que cumplan con su obligación de mantener la paz y la tranquilidad, pero sin excesos, ni autoritarismos, lo que significa que de nada servirá seguir creando una Guardia Nacional, una Policía Federal, un Ejército respetable y respetado, sino se podrá actuar en contra de los propios delincuentes, ya que éstos son seres humanos que deben ser respetados.
Vaya, que en estos términos, seguirán los abrazos y no los balazos, respetando a todos aquellos que roben, asesinen, asalten, secuestren, violen y que los que por alguna razón caigan en poder de la justicia, sean liberados cuanto antes con base en los cánones de la impunidad.
¿Cuáles garantías de seguridad en las personas y en los bienes, si a diario se cometen toda clase de delitos en contra de la población, donde de buenas a primeras se les quita hasta la camisa con la complacencia de este gobierno que no quiere ni tocar con el pétalo de una rosa a los delincuentes, porque son seres humanos como todos y que merecen el respeto de la policía y del pueblo bueno para que mantengan el caos y el desorden, sin respetar la vida de los demás seres humanos? ¿Hacia dónde se dirige este país con un gobierno complaciente que no quiere enfrentar de lleno su propia responsabilidad?
Los mexicanos en general, incluyendo a una buena parte de todos aquellos ciudadanos que votaron por este gobierno, creyendo que verían el cambio que tanto demandan, están pidiendo ahora que se busquen los mecanismos necesarios para detener la ola de violencia que priva en la nación y que s garantice, cuando menos, la paz y la tranquilidad, aunque no haya avance alguno ni crecimiento en el desarrollo nacional, pues con garantizar la seguridad, es más que suficiente para este proyecto de gobierno que no cuaja y que no terminará de cuajar al término de su mandato constitucional.
Queda claro que hay, a tan solo un año y dos meses y medio de gobierno, que hay, indudablemente, un serio desencanto en todo el territorio nacional, porque la libertad se ha visto restringida por la violencia y la bolsa se ha visto afectada por las nuevas disposiciones presidenciales, considerando que estas dos vertientes en los gobernados, son elementales para mantener la paz y la tranquilidad. Cierto es, como se ha dicho permanentemente, que a los mexicanos, se les puede afectar en muchas cosas, menos que le quiten su libertad y que le afecten la bolsa de su pantalón, porque entonces si rezonga y hasta sale a las calles, como ya lo está haciendo para exigir, incluso poniendo en riesgo su propia seguridad personal, que le sea respetada su libertad, sus bienes, su familia y sus recursos. Si bien el gobierno no se ha atrevido a tocarlos, es porque de eso se encarga la propia violencia, que con el miedo que genera, está impidiendo que la gente salga a la calle libremente, que conviva con su familia y cuidando sus bienes y su dinero que tanto le ha costado ganarlo en esta vida.
México, vive actualmente, sin garantía alguna. Los gobernados no tienen seguridad, no tienen paz ni tranquilidad, no tienen quién los proteja, no tienen esperanzas de que regrese la estabilidad, pues mientras se encuentren gobernados por las ocurrencias, no habrá futuro, ni destino alguno que se busque y se logre alcanzar, al menos que un día ese pueblo bueno, decida despertar de esta pesadilla.
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OTRA VEZ, PARTIDOS POLITICOS, SIN VOCES.
ANTE EL ESCENARIO nacional, con una serie de conductas presidenciales que están dañando la seriedad del gobierno y de paso de todos los mexicanos, por igual, los partidos políticos nuevamente han enmudecido y no han levantado sus voces, para que todos unidos, defiendan a este país de las ocurrencias y se legitimen nuevamente los derechos del respeto a cada ciudadano que vive y trabaja todos los días para ganarse la subsistencia propia y la de su familia.
Solamente, apenas hace unos días, el dirigente priista, Marlon Ramírez Marín, había señalado errores del gobierno nacional y estatal, creando reacciones políticas en todas partes, porque se trataba de un partido político, el más importante, hasta el momento, que sin poder y sin dinero, se atrevía a formular acusaciones en contra de quien supuestamente gobierna esta entidad, con repercusiones, necesariamente, en el ámbito nacional.
Fue un momento de importante apreciación sobre todo lo que está pasando en Veracruz, como en México, pero que no tuvo seguimiento de las demás organizaciones políticas, que seguramente, se callaron por no poner en riesgo sus propias prerrogativas o demás concesiones alcanzadas a través del tiempo.
Hoy, más que nunca, se hace necesario que dichas voces, surgidas en el Revolucionario Institucional, vuelvan a escucharse, pero no de manera dispersa, sino contundentemente unidas a las de otros partidos políticos, incluyendo a los que apenas están naciendo para participar en el ámbito estatal y nacional.
No se entiende, todavía, porque se ha dejado que el engaño y la distracción ocupen todo el escenario nacional, sin que nadie diga nada, sin que nadie se atreva a recuperar su propio espacio como organizaciones políticas que representan muchos millones de votantes.
El pueblo está cansado, pisoteado y maltratado. Hay que ayudarlo a que no se vuelva indiferente. Que los partidos políticos unan sus voces para apoyar a tantos mexicanos, que lamentablemente, se han visto engañados.
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EL CARNAVAL DE VERACRUZ.
ESTA FIESTA ANUAL, que concentra a miles de veracruzanos, como a tantos visitantes del país y del extranjero, ya está a punto de comenzar.
Es una fiesta popular que sigue siendo tradicional, pero ya no tan segura para la participación familiar. Tan solo en estos días han estado llegando miles de policías que tendrán a su cargo la protección de quienes buscarán, como siempre, la diversión y el esparcimiento, pero siempre con la duda y el temor de que algo pueda suceder. La propia seguridad de los veracruzanos, ha sido vulnerada por la fuerza de la violencia y eso, seguramente, que alcanza a las tradiciones que tiene el pueblo jarocho.
La implementación de los operativos de Seguridad Pública, como de otras corporaciones, entre ellas, la propia Guardia Nacional, está evidenciando el propio temor del Estado, ante la llegada de los visitantes, que sin duda, será responsabilidad gubernamental, el cuidarlos de manera permanente.
Se espera que estos días transcurran sin mayores problemas, sobre todo, porque Veracruz, muy a pesar de tanta inseguridad, sigue siendo el destino favorito de muchos mexicanos y visitantes extranjeros.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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