AL FINAL de este mes, el Gobernador del Estado, Cuitláhuac García Jiménez, estará cumpliendo el año y medio al frente del Poder Ejecutivo del Estado. Esta es una nueva oportunidad para recordar, en medio de la pandemia que nos ocupa a todos los mexicanos y veracruzanos, en lo especial, que la entidad veracruzana, está profundamente urgida de un Gobernador.
Como ya hemos comentado, García Jiménez, es quien está al frente del Poder Ejecutivo, pero de ninguna manera quiere decir, que sea un Gobernador, porque éste, a través de su gobierno, es quien tiene toda la responsabilidad de responder a las necesidades de sus gobernados, a través de planteamientos que busquen, ante todo, las condiciones propias para que los veracruzanos, en general, puedan desarrollarse, ya sea dentro de un empleo formalmente creado, bien pagado y con la garantía otorgada oficialmente de que se le respeten sus derechos y garantías que constitucionalmente le corresponden.
Un Gobernador, es además, un gestor en grande de las obras que necesita el pueblo en general, para poder avanzar en su aspiración de vivir dignamente con los beneficios que el mismo Gobierno, establece a través de estas importantes condiciones que él mismo pueblo patrocina a través de los impuestos que paga y del propio trabajo que lleva a cabo para contribuir con el mismo desarrollo estatal, avalado por una administración que se ha contratado a través del voto popular y en medio de una supuesta democracia que da paso a todos en general a ser parte del proceso de constante crecimiento.
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Cuitláhuac García Jiménez, no ha puesto, que se sepa, en operación todas estas acciones y por lo tanto, quienes lo llevaron a encabezar el Poder Ejecutivo de Veracruz, tienen el mismo derecho a que en determinado momento puedan rescindirle el contrato, muy a pesar de que fue elegido por un término de seis años, pero como su mismo partido político y su propio Presidente de la República, incluyeron una figura popular llamada revocación de mandato, pues se tiene que apegar a ella, porque es, precisamente, un mandato constitucional y no aprovechar la mayoría de su Congreso, para tratar de impedir que la constitución le demande, precisamente, la sujeción a esta determinación.
Este acontecimiento ya ha sido demasiado comentado, pero no se ha llegado al final de esta historia, porque la reforma constitucional, fue aprobada por la mayoría legislativa, pero tiene que pasar por la aprobación de los cabildos de los doscientos doce ayuntamientos de la entidad, cuestión que aún no queda definida y más cuando muchos de estos municipios, no aprobarán tal aberración legislativa, porque además es improcedente, por estar en contra de la propia Constitución general de la República, ley suprema a la que nadie, ni siquiera la Constitución local, puede estar por encima de ella, lo que, en principio ya se constituye como una acción totalmente anticonstitucional, la cual, como se sabe puede ser ampliamente combatida en el alto Tribunal federal, como es la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Cuitláhuac García Jiménez, tiene que sujetarse a esta disposición constitucional para el momento en que deba proceder, toda vez, que no puede echar marcha atrás, esperando, solamente, que los veracruzanos, lo ratifiquen en su puesto o que de plano, ya le digan adiós. En términos generales, como bien se ha analizado en varias ocasiones, esto es lo que el Jefe del Poder Ejecutivo de Veracruz, no el Gobernador del Estado, como ya quedó aclarado, teme y aunque desconociendo la procedencia de la reforma, los Diputados de Morena, más aquellos legisladores, a los cuales se les llama traicioneros a sus partidos políticos, cuando en verdad, lo que hicieron fue aprovechar económicamente la situación, luego de que se dieron cuenta bien de que todos los hombres y mujeres de Morena, desconocían lo que estaban proponiendo, seguros de que tarde o temprano, la reforma aprobada sería combatida por la vía de una acción de inconstitucionalidad.
Ahora bien, fuera de estas consideraciones que podrían ser utilizadas por los partidos políticos y los propios ayuntamientos veracruzanos, también hay que comentar que el depositario del Poder Ejecutivo, podría ser, por otros intereses políticos, ser removido de su puesto una vez que hayan pasado los primeros dos años de gobierno, obligándolo a pedir licencia al congreso estatal, lo que se ha venido contemplando, toda vez que el propio pueblo ha estado presionando para que se pueda dar esta condición política, precisamente, dentro de seis meses, aproximadamente, con lo que se justificaría el pretexto que impone García Jiménez, al decir, que la reforma para evitar la revocación de mandato, es para no generar mayores gastos, lo que independientemente de llevarse a cabo o no, ya se encuentra contemplado dentro del presupuesto, luego de introducirse en la Constitución, como cualquier otro procedimiento electoral.
Vienen, pues, dos oportunidades para el pueblo veracruzano, de ejercer sus derechos como gobernados, es decir, seguir presionando para que al final de noviembre, Cuitláhuac García Jiménez, pida licencia o bien esperar el momento en que podría despedirlo a través del proceso de revocación de mandato, lo que alargaría, definitivamente, el suplicio de los veracruzanos, en general.
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LOS PROYECTOS DEL GOBIERNO FEDERAL.
TODO PUEDE ponerse en plan de sacrificio, pero nunca que se toquen los proyectos prioritarios del gobierno. Así, cuando la pandemia se encuentra en su más álgido momento, el gobierno implementa varias acciones para poder utilizar recursos y aplicarlos, de alguna manera, al combate de esta calamidad, pero sin afectar las inversiones que se hacen en el aeropuerto de Santa Lucía, en la ciudad de México, la construcción de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco, la reconstrucción de las demás refinerías que se encuentran trabajando al cincuenta por ciento de su capacidad, en la ambición del Presidente, de darle impulso a la producción petrolera, aún cuando a todos los mexicanos, se los esté llevando el tren y no precisamente el famoso Tren Maya, que también es otra de las obras más icónicas de este gobierno federal.
Hay otras inversiones más, en su respectivo orden de importancia, pero a las que no se tocarán, imponiendo un sacrificio más difícil para todos los mexicanos en general, que se verán obligados a tomar otras medidas para poder subsistir, ya que del gobierno, está claro, que no se recibirá ningún apoyo, a no ser que sea a la población que ahora se considera vulnerable, con los programas electorales que ya están funcionando y a los cuales, tampoco se les tocará un pelo, porque así lo dispone el mandamás nacional.
Así es que en estos momentos difíciles para el país, tanto en el aspecto de salud pública, como en la propia crisis económica que se está viviendo, la famosa austeridad republicana, seguirá su marcha, solo por capricho presidencial y por favorecer otros programas que habrán de generar, a la larga, una gran votación en procesos electorales que se avecinan.
Así es el poder, con la capacidad de pasar por encima de todos, sin importar las propias condiciones de pobreza y necesidades urgentes por las razones que mucho ya se han expuesto, es decir, las de salud y las de empleo y recursos económicos para salir adelante.
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LA FELICIDAD.
EL PRESIDENTE DE LA República, quiere, por todos los medios, conseguir la felicidad para el pueblo mexicano.
Pero no se puede gestionar una condición social de esta naturaleza, sino se le dan las herramientas para poder trabajar con plena garantía y seguridad social, sino se le otorga el mínimo de seguridad para poder movilizarse y sino se protegen su persona y sus bienes, su propia libertad y los elementos necesarios para poder trabajar y ganarse la vida legalmente.
En México, el mayor obstáculo para crecer, es la implementación de los programas sociales, que están generando grandes inversiones de recursos a grandes sectores de la población, en lugar de proporcionarles las condiciones necesarias para poder trabajar tranquilamente y que cada mexicano, tenga la posibilidad de ganarse su propia vida y la de sus respectivas familias. No es regalando dinero como se solucionan estos problemas ni tampoco es la vía para alcanzar el estatus de la felicidad como quiere el Presidente. Los programas sociales, suelen ser, generalmente, acciones políticas que conllevan el propósito de comprar, por anticipado, los votos que harán falta en un proceso electoral.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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