El mismo Pérez Bernabé ya fue delegado nacional en 2013 y 2014, así que en una de ésas es quien será enviado por su jefe Mario para el negocio de las candidaturas veracruzanas -dicho así sin la menor intención-, pues se elegirán, insacularán o rifarán 212 alcaldías, 30 locales uninominales, 20 pluris y 21 diputaciones federales.
En el revuelo democrático a la tabasqueña, a la fecha hay en Morrena 17 presidencias estatales sin líder, y por eso Mario Moreno decidió cortar por lo sano (que no es lo mismo que cortar por Lozano) y mandará a puros incondicionales suyos, para que se respete siempre y sin condiciones la voluntad del Patriarca, misma razón por la que él preside ahora el partido nacional.
Era de esperarse que no llegara el candidato del Góber Cuitla en el estado, porque éste jugó sus canicas en favor de Porfirio Muñoz Ledo… y perdió.
Una vez más le falló el olfato político al ingeniero mecánico electricista y a sus cuates billaristas, Bola Ocho Cisneros, Bola Nueve Ramos Alor y los varios mingos que los acompañan.
Igual Gonzalo Vicencio se quedó con sus visitas interminables a la militancia morrena en los rincones más apartados de nuestra difícil geografía, con sus llamados a la democracia, con sus señalamientos en contra de la imposición cuitlahuista.
Van a ser, como siempre, los que diga Andrés Manuel.
Y ya.
Serán única y exclusivamente los que señale su dedito. Los que a él se le ocurran. Y así continuará como el factótum invencible.
O los que marque la redina electoral instaurada para ridículo de nuestra democracia.
Pero en Veracruz ya no pudieron hacer su marranada esta vez, porque finalmente el pleito se dirimió en favor de un tercero. Y así Bola Ocho ya no podrá meter a más incondicionales, por ejemplo.
Lástima de tanto dinero gastado en vano para comprar conciencias y atraer simpatías. Lástima de esa corrupción que no beneficia a nadie, ni a los corruptos.
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