A todos sorprendió que Éric Cisneros hubiera sido capaz de desoír una recomendación (que en Morena es lo mismo que una orden) de su jefe máximo, el presidente López Obrador, quien en un par de ocasiones lo conminó a renunciar o a suspender su promoción con anuncios espectaculares y pinta de bardas. Cisneros no sólo no le hizo caso, sino que fortaleció ese ejercicio, a todas luces violatorio del artículo 134 de la Constitución federal (“La propaganda, bajo cualquier modalidad de comunicación social, que difundan como tales, los poderes públicos, los órganos autónomos, las dependencias y entidades de la administración pública y cualquier otro ente de los tres órdenes de gobierno, deberá tener carácter institucional y fines informativos, educativos o de orientación social. En ningún caso esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público).
Pero no se ha detenido ahí. Una vez incluido entre las figuras que fueron seleccionadas para participar en una supuesta encuesta que definiría al próximo candidato a la gubernatura, Éric Cisneros “madrugó” a sus rivales y se autoproclamó “vencedor” de un sondeo cuyos resultados -según informó el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado- se darán a conocer hasta el 10 de noviembre.
Pero no ha sido el único que se ha “brincado las trancas”. El exdelegado federal para los programas sociales, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, lanzó este fin de semana un llamado al dirigente nacional de Morena y a la virtual candidata a la presidencia por ese partido, Claudia Sheinbaum, para que no pospongan más la publicación de los resultados de esa supuesta encuesta, pues sugiere (lo maneja como “percepción”) que él es el vencedor de esta.
¿Y Rocío Nahle?
El gobierno estatal, esto es: todos los funcionarios de medio y alto nivel tienen la instrucción de impulsar a la exsecretaria de Energía, de enviar y sufragar los gastos de la participación de sus empleados (por la fuerza) en los eventos de esta participante. La consigna es sólo una: “Es Rocío”.
Ha caminado buena parte de la entidad, con eventos que -de no ser por los distintivos color guinda- cualquiera pensaría que se trataba de algo organizado por aquel viejo PRI. Acarreo descarado y millonario despliegue de propaganda y recursos.
Ella nada ha dicho sobre el proceso, y sin mover un solo dedo, ha conseguido ya la “declinación” (mediática, pues no se hizo formal ante la Comisión de Elecciones) de dos de los competidores.
Se sabe ganadora pues tiene el único voto que cuenta (el del presidente) y al gobierno estatal como su equipo de campaña. Lo que digan los demás no le interesa.
Pero ¿será así? ¿Éric Cisneros agachará la cabeza cuando le informen que Rocío es la vencedora? ¿Manuel Huerta callará cuando se acerquen a ofrecerle un premio de consolación? ¿Serán capaces de levantarle la mano y admitir que mintieron?
No. Morena no saldrá sin raspones de este proceso.
filivargas@gmail.com
(DE LA COLUMNA "PUNTO DE VISTA")
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