SIN querer ser aves de mal agüero, en los diversos sectores de la sociedad, se escucha permanentemente expresiones de desencanto por lo que consideran un mal gobierno.
Se afirma a través de las voces de la opinión pública, que la inseguridad es un problema que persiste y solamente olvidado por los efectos de la pandemia, pero que conforme pasa el tiempo y acostumbrándose a la presencia del virus, con el cual se tendrá que convivir por mucho tiempo, este pendiente vuelve a ser parte esencial de la preocupación nacional.
No hay, por más esfuerzos que se hacen, según los cotidianos informes de los gobiernos de la cuarta transformación, evidencia alguna de que la violencia, la comisión de delitos de todos los grados, disminuyan, pues al contrario, cada día los índices crecen considerablemente y ponen en riesgo, nuevamente, la estabilización social del pueblo mexicano.
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Consideran, también, que la impunidad sigue siendo parte de la confianza que ahora tienen los grupos de la delincuencia organizada, de los que cometen delitos comunes y de los que se dedican al secuestro, la desaparición forzada, los asaltos a mano armada, asesinatos a la luz del día y en pleno centro de las ciudades más importantes, sin olvidar los delitos que se cometen diariamente y a todas horas en las carreteras y caminos de todo el territorio nacional.
Todo este problema social, se ve aderezado con las acciones del propio gobierno, el cual sigue promoviendo los abrazos, en lugar de los balazos, pero que en la realidad, ni hay abrazos y los balazos sirven para arrebatar la vida de muchas personas, sin importar la edad o condición social.
La inseguridad, es un fenómeno que crece todos los días ante la evidente equivocación de los gobiernos, federales y estatales, cuyas administraciones sirven solamente para unos cuantos, mientras que la miseria ronda por todo el país, la pobreza se extiende a cada minuto que pasa y la pobreza extrema está terminando por matar a muchos de hambre y sed.
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ULTRAJES A LA AUTORIDAD.
ESTE DELITO, actualizado por el Gobierno del Estado de Veracruz, no desaparecerá hasta en tanto no culminen las campañas políticas y se lleven a cabo las elecciones del mes de junio.
Este será un temor constante para todos, incluyendo a la misma sociedad, que por cualquier motivo puede verse involucrada en alguna acción, donde una simple falta administrativa, pueda elevarse a la categoría de “ultrajes a la autoridad” y ser detenido, son consideración alguna.
Aunque esta actualización del delito en el código penal de Veracruz, está cumpliendo una misión de atemorizar al sector político, es una clara evidencia de un gobierno represor que amplía su cobertura hacia miembros de la sociedad civil, por lo que, en principio, las mismas familias están cuidando de sus integrantes para que éstos no sean detenidos por la policía y ser acusados por esta comisión delictuosa, estrategia propia de un gobierno prepotente y dictatorial.
De continuar con este sistema represor, que no concluya con el proceso electoral, la sociedad tendrá más miedo a la policía que a los propios delincuentes, como ya parece que comienza a suceder.
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EL FUTURO JUICIO DE HIPÓLITO.
SE ASEGURA que el actual Presidente Municipal de Xalapa, podría terminar en la cárcel o cuando menos en alguna sanción de carácter administrativo, luego de que gane quien gane en las próximas elecciones, seguramente que habrá una investigación exhaustiva para conocer el estado que guarda la administración municipal, pues en lo que va de ese gobierno, no hay obra o acciones que puedan justificar el ejercicio de los recursos económicos que le han sido aprobados, pero que no se han ejecutado con certeza y honorabilidad.
Se cree que también el subejercicio en el cual ha caído la administración municipal y que ha tenido como consecuencia que año con año se estén devolviendo recursos económicos a la federación, donde podrían ser usados con fines electorales, sean motivo de una seria acusación en contra del alcalde Pedro Hipólito Rodríguez Herrero, antes de que se vaya de Xalapa y retorne al distrito federal de donde es originario, o intente salir del país, luego de que la nueva administración que entraría dentro de ocho meses y medio, lo primero que hará es revisar cuidadosamente cada movimiento económico del ayuntamiento, pues nadie se atreverá a recibir una administración municipal en esas condiciones, aún cuando el que llegue sea del mismo partido político que lo llevó al poder, ya que cada alcalde sería responsable de sus propios actos, pues ni siquiera el mismo Ricardo Ahued Bardahuill, en el caso de que ganara las elecciones, pondría en riesgo su prestigio personal, de familia y político por encubrir a otro personaje, pues se sabe que el Senador con licencia, es un hombre comprometido con la honestidad.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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