Estuvimos varias horas en San Jerónimo. Allí comimos y recorrimos con el expresidente su residencia. De su gigantesca biblioteca tomé un libro y olvidé regresarlo al salir. Nadie me dijo nada. Los guardias acaso supusieron que me lo había regalado.
Charlamos de distintos temas. La mayor parte del tiempo habló y habló Echeverría.
Le pedí su opinión del entonces candidato presidencial Carlos Salinas de Gortari y evadió la respuesta. No le agradaba Salinas.
No me dio oportunidad de preguntarle de las masacres del 10 de junio de 1971 y del 2 de octubre de 1968.
Me atajó cuando pretendí saber los porqués de su ruptura con Gustavo Díaz Ordaz y José López Portillo.
Años después lo volvería a saludar en reunión, en la Ciudad de México, con mi amiga xalapeña Silvia Pabello Díaz. Había más convidados. Siempre me intrigó su recia y enigmática personalidad.
En este segundo encuentro le recordé:
--Soy Pepe Valencia… --alzó la mano y respondió:
--Sí, del Diario de Xalapa.
Para entonces yo era director del periódico y me lancé a fondo:
--Don Luis, la otra vez me prometió una entrevista y…
--¿De qué quieres preguntarme?
--Durante su gobierno se habló mucho de reelección, golpe o autogolpe de estado, el Nobel, la ONU…
Me interrumpió con metálica y ruidosa carcajada que retumbó en la sala y al mismo tiempo otras personas se acercaban a saludarlo. Nunca nos dejaron solos esa noche.
Asombrosas similitudes con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Cansada de crear, la historia se repite, solía expresar el periodista Froylán Flores Cancela. Ha transcurrido medio siglo y muchos personajes de aquellos tiempos continúan vigentes: Porfirio Muñoz Ledo, Augusto Gómez Villanueva, Ifigenia Martínez, Pablo Gómez, Manuel Barttlet, AMLO.
Echeverría cumple hoy 100 años. |