Y es que después de la catástrofe de votación ocurrida en la CDMX en la consulta para revocación de mandato (misma que puso en duda la operación política de Claudia Sheinbaum rumbo al 2024), las alertas se prendieron en la mente de López Obrador.
Sin embargo, previendo lo que a todas luces ocurriría (y que Tabasco podría acabar a la cabeza en participación ciudadana), la candidata del presidente buscó reunirse con Adán Augusto López, y lo logró. El ofrecimiento fue claro: el liderazgo en el senado (la posición de Monreal), o de nueva cuenta, la secretaría de gobernación.
Los bonos del paisano de AMLO bajaron ligeramente después del desencuentro que vivieron hace un par de semanas (y del cual di cuenta aquí mismo), cuando el exgobernador de Tabasco no estaba de acuerdo en promocionar la consulta en plena veda electoral, pues sabía, de antemano, que dicha situación podría descalificarlo legalmente para ser candidato en el futuro.
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Sheinbaum puso sobre la mesa aceptar cualquier posición que Adán Augusto deseara, y no sólo eso, sino la promesa inamovible de brindarle la candidatura hacia el 2030, asunto que no le atrajo del todo, pues quizá para ese entonces, las condiciones no sean cercanas a las que se viven actualmente, pero no lo descartó, por supuesto.
El plan ofrecido para Adán Augusto López, a cambio de no buscar arrebatarle a Sheinbaum la opción de ser abanderada, pretende sumarlo también a su campaña, más allá de lo que AMLO pudiera pedirle a su amigo rumbo al 2024. De hecho, en caso de concretarse, el secretario de gobernación podría ser presidente prácticamente a la misma edad que su paisano.
De aceptar la oferta, el secretario de gobernación se convertiría en uno de los sujetos más poderosos del siguiente sexenio (siempre y cuando las próximas elecciones presidenciales les favorezcan). Sin embargo, los bonos de Adán Augusto crecieron después de la votación alcanzada en Tabasco para la revocación, y su decisión podría demorarse.
Tendría que ocurrir algo auténticamente dramático para que Sheinbaum perdiera la candidatura, AMLO la quiere a ella, pero sería un pecado confiarse, pues ante el innegable crecimiento de la oposición (y de Adán Augusto en el panorama de su movimiento), las cosas podrían ponerse “color de hormiga” para la jefa de gobierno. Veremos qué ocurre.
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