Ayer hablaba de que el país está partido en dos, perramente a lo maniqueo, como un fruto importuno de la estrategia de confrontación que utiliza el presidente López Obrador a manera de gobernar y controlar.
Ésa es la razón por la que los grandes problemas nacionales dejan de ser tema de la conversación cotidiana -como debiera ser- y nos perdemos en disputas bizantinas, en pleitos de barriada o de lavadero, en enojos improductivos que nos llevan a olvidar lo importante para ocuparnos de lo inmediato, que viene siendo ganar las inútiles discusiones en las que estamos enfrascados a toda hora del día, empezando muy temprano con el acicate de las mañaneras de AMLO.
Puedo dar un ejemplo revelador de cómo ese clima de enfrentamiento, que los mexicanos padecemos como una pandemia universal, nos conduce a perder el tiempo y la razón en minucias, mientras los grandes temas nacionales descansan el sueño de los justos, adormecidos por la incapacidad del actual grupo gobernante.
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Ahí va: ¿recuerda usted que una de las promesas de campaña y del inicio del sexenio obradorista fue que la administración federal se descentralizaría hacia los estados?
Sí, la Secretaría de Educación se iría a Puebla, la de Cultura a Chetumal -que iba a estar en el edificio del Museo del Mestizaje, en el Boulevard de la Bahía, que empezó a construir el gobernador Roberto Borge (2010-2016), que inauguró sin estar concluido al estilo AMLO y que sigue abandonado hasta la fecha-, la de Seguridad Ciudadana a Acapulco, la del Medio Ambiente a Mérida, la de Energía a Villahermosa, Pemex a Ciudad del Carmen, la CFE de Bartlett a Tuxtla Gutiérrez, la Comisión Nacional del Agua al Puerto de Veracruz.
Y más: la Secretaría de Desarrollo Social a Oaxaca, la de la Función Pública a Querétaro, la del Trabajo a León, el IMSS a Morelia, el ISSSTE a Colima, la Sedatu a Pachuca, Segalmex a Zacatecas (para que no encontraran tan fácilmente a su ex titular Nacho Ovalle y los miles de millones que no aparecen de su ejercicio), el Infonavit a Toluca.
O también Banobras a Cuernavaca, La Conade a Aguascalientes, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes a San Luis Potosí, la de Economía a Monterrey, Nafin a Torreón, la Secretaria de Agricultura a Ciudad Obregón, Conafor a Durango, Conacyt a La Paz, Aduanas a Nuevo Laredo, Migración a Tijuana.
La única dependencia federal que sí se descentralizó fue la Secretaría de Cultura, que tiene su asiento en Tlaxcala.
De esa manera, mientras se pelan los amigos y adversarios de Andrés Manuel por fruslerías, los ciudadanos dejan de recordar esa promesa que, como tantas otras, no ha cumplido el Presidente, que llegó a puesto por tantas que hizo, y le creyeron 30 millones.
Mentir, robar, traicionar al pueblo.
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