Figuras y figurones.
Francisco Licona.
 

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Bajar la deuda de las Cuentas de Orden, el gran reto en Veracruz
2022-09-01

Uno de los principales problemas que tenía Veracruz, por no decir su Talón de Aquiles hasta antes del actual gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, eran las finanzas públicas. 


Los discursos de campaña de Miguel Ángel Yunes Linares, de Héctor Yunes Landa, de Pepe Yunes, y del mismo Cuitláhuac García Jiménez, así lo atestiguaban. 


Y es que el saqueo que hicieron en las pasadas administraciones, la famosa “licuadora” y los préstamos, generaron un escenario espantoso e imposible de cuantificar, incluso hasta hoy en día. 


Miguel Ángel Yunes Linares no pudo, no tuvo tiempo o más bien no supo, cómo resolver ese toral problema del Estado y se conformó con el show mediático político que le dio la persecución de los duartistas. 


Por tanto, el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez inició con las finanzas quebradas y pidiendo necesarios créditos de corto plazo para cubrir las necesidades de su primer fin de año. 


Pero Cuitláhuac García Jiménez trajo un As bajo la manga, un economista joven egresado de la Universidad Veracruzana que de inmediato cogió el toro por los cuernos y en una serie de jugadas de alto nivel logró lo que parecía imposible: comenzar a sanear las finanzas de Veracruz. Hubo contención del gasto; se aplicó una austeridad republicana con la Ley de Austeridad; con inteligencia financiera se fue recuperando liquidez; las calificadoras internacionales poco a poco comenzaron a subir las calificaciones de Veracruz, al grado que hoy en día Moody’s ya coloca al Estado en calificación A; comenzó el pago de pasivos a acreedores; se reestructuró la deuda pública bancaria con mejores tasas de interés; y año con año han ido disminuyendo los montos de los créditos quirografarios necesarios para subsanar el boquete financiero. Pareciera que el camino es el correcto, pero todavía falta mucho por hacer porque hay un tema que pareciera estar pasando desapercibido. 


Veracruz tiene, además de la deuda pública contable, enormes cuentas de orden, un gran pasivo que disminuye la liquidez del gobierno. 


En el balance, Veracruz comenzó el 2018 con poco más de 44 mil millones de pesos de deuda pública y poco más de 15 mil millones de pesos en otros pasivos, lo que hacía un gran total de unos 59 mil millones de pesos. De ese año a la fecha, esa deuda no ha crecido y más bien se ha ido pagando. Al 2022, el Balance arroja una deuda de alrededor de 54 mil millones de pesos, esto es, se han pagado cerca de 5 mil millones de pesos. 


Sin embargo, queda aún por resolver el problema de las Cuentas de Orden, mismas que son independientes de las deudas registradas en el Balance. Allí, al inicio de la presente administración se registraban cerca de 23 mil millones de pesos que, eventualmente también hay que pagar. Estas deudas también se han ido atendiendo y de esos 23 mil hoy se deben poco menos de 17 mil millones de pesos. 


O sea, se está atendiendo la deuda, la registrada en el Balance y las Cuentas de Orden. 


Esos adeudos en Cuentas de Orden se tienen que pagar, y si no se atienden con inteligencia financiera podrían desestabilizar la economía veracruzana e incluso hacer peligrar los grandes avances financieros logrados en la presente administración. 


Es necesario subrayar que no son adeudos nuevos, son heredados desde hace años y que se aplicaron con la máxima política “el de atrás paga”. 


Si no se atiende la contingencia de esas Cuentas de Orden, la atención de la deuda de Veracruz no quedaría completa y la ansiada liquidez no se lograría. 


Hoy la pregunta es ¿Cómo seguir pagando sin afectar las arcas? La contención del gasto ya no da para más, los ingresos propios han subido pero aumentar impuestos tampoco es una opción viable. 


Se necesita entrarle con decisión a la deuda y a esas Cuentas de Orden, pero se debe hacer a la par de la inversión pública. En el 2019 la inversión pública fue de alrededor de 6.5 mil millones de pesos, en el 2020 de casi 9 mil millones de pesos, y en el 2021 de casi 11 mil millones de pesos… para este 2022 se espera que la inversión sea similar a la del 2021. Esto es, la inversión pública se está consolidando mientras la deuda está bajando, pero las Cuentas de Orden acechan y se necesita invertir más sin dejar de pagar. 


¿Cómo seguir invirtiendo en Veracruz sin desatender los compromisos financieros? Esa es la pregunta del millón y José Luis Lima Franco debe poner todo su expertís en esta solución. 


¿Cómo seguir invirtiendo si el cinturón ya no se puede apretar más? 


¿Cómo seguir invirtiendo si la eficiencia recaudatoria está a tope sin generar nuevos impuestos? 


Los pasivos son enormes, sobre todo por el aderezo de las Cuentas de Orden que, se subraya, están fuera del Balance, pero que es deuda que ahí está… y que hay que pagar para sanear al Estado. 


El gran reto de Lima Franco será entonces, liberar más recursos para la inversión pública al tiempo que baja las deudas, las del Balance y las Cuentas de Orden que ascienden hoy en día, a cerca de 75 mil millones de pesos entre todas. De ese tamaño es el enorme reto de Veracruz. 


Lima Franco ha realizado con la Federación, ventajosas negociaciones para Veracruz, sin embargo, cada día los márgenes de maniobra en ese sentido también se agotan y tienen un límite, y no son muchas las opciones que quedan para crecer en Veracruz. 


Hoy Veracruz no es el mismo del 2018, tiene puntos a su favor y caminos no explorados que se apoyan mucho en las calificaciones internacionales que Veracruz ha recibido por lo logrado hasta hoy. 


Veracruz aún tiene grandes necesidades y a Lima Franco se le debe exigir, está obligado a buscar nuevas formas de traer dinero fresco al Estado para la inversión pública sin necesidad de aumentar los impuestos. 


Hasta ahora lo hecho por Lima al frente de SEFIPLAN es enorme y plausible, pero le falta atender las Cuentas de Orden que siguen saltando como conejos y que los anteriores gobiernos se encargaron de, olímpicamente, ignorar.


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