Esa disminución, aunque mínima en términos absolutos, refleja un cambio en la tendencia alcista de los tiempos postpandemia.
La baja fue mínima quizá, y tal vez pueda ser imperceptible, pero la inflación no creció. Y eso, aquí y en China, es saludable, pues se frenó, aunque por pequeño lapso, la inercia inflacionaria.
Pero lo que ni por asomo quisieron comentar muchos analistas es que las presiones sobre la inflación general aminoraron por tercera quincena consecutiva, lo cual es un muy buen indicador de las tendencias que podrían seguir el proceso.
Es decir, la primera quincena de octubre registró el dato más bajo desde la segunda quincena de julio de este mismo año, al ubicarse en 8.14%.
Otro dato sumamente importante que ni el gobierno mismo destacó, fue que los precios de los energéticos y tarifas autorizadas por el Gobierno se ubicaron en 4.18% con respecto al mismo periodo del 2021. Lo que indica que el subsidio gubernamental a las gasolinas y al gas LP, pudiera estar detrás.
Sin embargo, del otro lado de la moneda también hubo excesos, festejos vanos y estimaciones alegres, ya que en la economía como en la salud, el enfermo puede mejorar por horas o un día y seguir enfermo, es decir, no se le puede dar de alta por una ligera recuperación de un día.
La economía y la inflación deben permanecer en observación.
Los festejos en Palacio y medios afines, también utilizaron el dato del INEGI con fines políticos, sin mencionar ni aceptar que el índice subyacente de la inflación se ha mantenido al alza. Este dato es vital pues es el que mueve la percepción popular que se tiene de la inflación, puesto que es ahí donde se miden los PRECIOS DE LOS ALIMENTOS y es el que ven y sienten las amas de casa. Así que mientras los precios de los ALIMENTOS no bajen, la percepción alcista que se tiene ante los ojos en los anaqueles del mercado, les impide festejar como lo hicieron ayer en Palacio.
Y es que si por un lado la tendencia en la inflación por el aumento generalizado de precios importa, el que la inflación subyacente siga una tendencia al alza, también. Y más cuando esta se ubicó en la primera quincena de octubre en 8.39% de tasa anual, la más alta desde la segunda quincena de agosto del 2000.
Pero ¿Por qué el dato de la inflación subyacente es importante? Lo es porque en esta segmentación de análisis se ubica el comportamiento de los precios de los alimentos, y estos durante la primera quincena de octubre aumentaron el 15.50%… casi el doble de la general.
El otro dato que en Palacio no se festejó, fue que la inflación anual se encuentra en octubre muy por encima del rango objetivo fijado por el Banco de México que fue del 3%, más o menos un punto porcentual. Es decir, las estimaciones alegres que hizo el gobierno el año pasado fallaron y de manera puntual se modificó la proyección anual del Presupuesto de Egresos la Federación.
Por lo anterior, es menester no echar las campanas al vuelo, ni tampoco satanizar los resultados de la inflación por mínimos que parezcan. La economía nunca ha sido lineal y por ello, más nos vale a todos tomar en cuenta que se avecina una estación de consumo por excelencia y que, de no ser racionales en ello, millones de mexicanos podrían pasar su peor y más amarga cuesta de enero.
Sobre todo, mucho ojo con el Buen Fin, las bodas, bautizos y primeras comuniones y la compra de autos nuevos. ¡Aguas con el uso indiscriminado de las tarjetas de crédito! Son tiempos de racionalidad personal.
La inflación que padece México y el mundo, es producto en primera instancia de la contracción en la producción agropecuaria e industrial obligada por el cierre de puertas en la Pandemia del Covid-19, México aún no logra estabilizar sus niveles internos de oferta y requiera de una oferta del exterior que ya fue avisada de entrar con total flexibilidad de parte del gobierno, pero ésta aún no llega hasta los anaqueles del mercado.
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