Hace escasos 2 meses en la columna que titulé “El discurso del General” comentaba yo que: “Es de analizar como muy grave el discurso del General Sandoval en el marco de la Conmemoración de la Gesta Heróica de los Niños Héroes de Chapultepec, pues una cosa es hablar de "amenazas del exterior" en el contexto histórico de la invasión de los EEUU a México en 1846 y otra, muy distinta, es hacerlo en concordancia con el discurso paranoide del AMLO de la actualidad”
Y ante el abyecto servilismo del Titular de la SEDENA ante AMLO continuaba mi comentario con la expresión “¡¡Que la boca se me haga chicharrón!! pero con esto percibo los actos preparatorios de un Auto-Golpe de Estado; Ya sea que lo hagan tras la derrota de MORENA en 2024 (alegando fraude), o antes de ello para evitar someterse al escrutinio popular que se expresaría a través del voto; en todo caso creo que estamos ante la inminente militarización del país, la que no es tan simple como que los sigamos viendo en las calles haciendo labores policiacas, sino en el corto plazo ejerciendo el poder absoluto después de desaparecer el Congreso y la SCJN”, como pretendió hacerlo Pedro Castillo en el Perú.
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Esto no solo es peligroso para el país, decía, “sino también para el mismo AMLO, quien ingenuamente cree que tiene controlados a los Generales porque le obedecen ciegamente pero no razona que en 2024 perderá toda legitimidad, si no es que la ha perdido ya, y con ello la lealtad institucional de las fuerzas armadas y a los militares se les puede llenar el ojo con todo el poder que AMLO les ha dado y para no perderlo podrían decidir hacerlo a un lado diciendo ¡¡Tú ya no mandas!! ¡¡Ahora nos toca a nosotros!!”
Hoy vemos como el ingenuo expresidente del Perú, Pedro Castillo, quizá siguiendo los consejos de su amigo AMLO, ante la inminente probabilidad de ser destituido y juzgado por las denuncias de sus adversarios que por la vía institucional del Poder Judicial, aun autónomo en ese país, que estaba a punto de llevarlo a juicio por todos los delitos contra la administración pública, abusos de poder y corrupción que él, sus familiares y colaboradores venían cometiendo desde el inicio de su gestión que llevaba apenas 1 año de iniciada, en esto es de observar la enorme similitud con todos los dictadores inscritos en el Socialismo del Siglo XXI (configurando un patrón que se ha convertido en un “modus operandi” de todos ellos), el que AMLO sigue fielmente, decidió que era buena idea declarar desaparecidos los Poderes del Estado Peruano y decretar el “toque de queda” (que constituye un Gobierno de excepción ) para adelantar el inicio formal de un Gobierno Tirano que, con él a la cabeza, empezaría a gobernar autoritariamente por decreto, solo que su ineptitud, ingenuidad y soberbia, quizá, le impidieron contemplar la necesidad de consensuar esta decisión con los poderes fácticos de su país: Ejército, Prensa y su propio partido, quienes al no sentirse partícipes de la decisión, le retiraron su apoyo con el resultado que hemos visto en estos últimos días: un Presidente depuesto por el congreso, detenido para ser juzgado por traición y Golpe de Estado, el ascenso al poder de su propia Vice-Presidente, así como el reconocimiento de sus, hasta hace poco, aliados del Foro de Puebla, con excepción de AMLO, de la constitucionalidad del procedimiento seguido en el Peru para su destitución y arraigo y en consecuencia el reconocimiento del nuevo gobierno.
Y ¿qué tiene qué ver todo lo dicho al principio con el caso del Peru?, se preguntarán ustedes y si tiene qué ver cuando lo comparamos con el comportamiento “Golpista” que nuestro presidente ha venido desarrollando paulatinamente para apoderarse del control de las Instituciones Nacionales (la CNDH y el INE, dan cuenta de ello): “Golpe a golpe”, ”verso a verso” diría el poeta Machado o en “modo hormiga” diía yo, llevando una hojita a la vez al hormiguero, en la creencia de que no nos daríamos cuenta y cuando se sintiera descubierto, solo le faltaría dar el “Golpe final” (declarar el Estado de Excepción) para consolidar la dictadura, facilitándole la tarea el hecho de haber cooptado previamente al ejército, la prensa, los poderes legislativo y judicial, los gobiernos de los estados y ¡EL CRIMEN ORGANIZADO!.
Estas son las similitudes, mientras que la diferencia está en las formas, al haberlo hecho de un solo golpe Pedro Castillo y paulatinamente, con cierta paciencia, AMLO.
Por todo ello reitero mi comentario de hace 2 meses:
¿Qué opina la tropa de todo esto? ¿Estarán dispuestos a seguirle el juego a AMLO y sus Generales? o cuando esto suceda en México se pondrán del lado correcto de la historia, es decir, del lado del pueblo.
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