Cuantas veces hemos escuchado como en “La Muñeca fea ”de Cri Cri, que decía: “Nosotros no somos así”, repetir al Presidente en “La Mañanera” una y otra vez  la frase ”No somos iguales”, ”ya no es como antes”,  frases ambas que invitan a cuestionarnos ¿de qué habla AMLO?, de su  pasado priista “Diaz Ordacista y Echeverriista “, de culto a la personalidad en el que él se formó y que hoy quiere traer al presente cuando cree ser el líder indiscutible, Tlatoani y Semi Dios, reencarnación de Madero, Hidalgo y Juárez,  merecedor de toda clase de honores y “Salvas de cañón”, época en la que no podemos negar que se estableció y enraizó el concepto de “turismo político” del autobús, la torta y la naranjada del DIF, auspiciado desde el poder del gobierno y ejecutado a través del PRI y visto en retrospectiva  quizá tengamos que preguntarle a AMLO, ¿si es a esos personajes a los que no quiere parecerse entonces por qué se empeña en actuar todos los días como una copia fiel de ellos?,  trayendo al presente esas prácticas que  habían sido ya superadas desde los años 80s con Don Migue de la Madrid y su “Renovación Moral” cuando tuvo lugar uno de los primeros planes de austeridad que recuerdo y se cancelaron, por obsoletas, costosas y oprobiosas las grandes concentraciones para rendir pleitesía al Presidente.

Desde los años 80s empezó en México un largo periodo de cambio y de evolución de nuestra democracia, mismo que pronto, en los 90s desencadenó en la creación del IFE y del establecimiento en la Constitución, particularmente en el art.  134, la prohibición a los Servidores Públicos de que su nombre fuera utilizado para nombrar calles, parques, edificios públicos, carreteras y todo tipo de obras realizadas con recursos del erario, así como la eliminación del culto a la personalidad, al prohibir que cualquier acción o beneficio del gobierno sea promovida o plasmada en una manta o placa inaugural como un logro o cumplimiento de un compromiso político de servidor público alguno,

En ese contexto es de observar el renacimiento, con la 4T de las “Movilizaciones” auspiciadas por el gobierno, teniendo de ello como claro ejemplo la “contramarcha” del odio, del resentimiento, del berrinche, del ego, o como se le quiera calificar a la realizada el pasado domingo 27 de noviembre encabezada por AMLO, donde quedó en evidencia un descarado “acarreo” cuando no pudieron o, por soberbia,  no quisieron ocultar los miles de autobuses que fueron contratados por el Gobierno Federal y los Gobiernos Morenistas de los Estados, así como el reparto indiscriminado de tortas, Frutsis y no dudo que hasta de dinero a los asistentes, cosas que el Presidente no tuvo el rubor de negar, sino que por el contrario presumió lamentando que no hubiera más autobuses en México para ser contratados y así traer más acarreados, y no es Fake News ni calumnia, como podría parecer en principio, pues lo dijo muy claro en la mañanera.

Y volviendo al tema de este día de “no somos iguales” es de observar que efectivamente no somos iguales a estos sátrapas que hoy nos gobiernan pues durante el pasado reciente del que hablo, que va desde De la Madrid hasta Peña Nieto, ningún funcionario se hubiera atrevido a presionar y amenazar a un subalterno o a un ciudadano común para que asistiera a una concentración a aplaudirle al presidente utilizando el argumento de la perdida del empleo o de un programa social en caso de no responder al “pase de lista”, y mucho menos hacerlo por escrito pues, conocedores de la Ley, nunca se habrían arriesgado a semejante barbaridad

Por todo ello nos preguntamos ¿Por qué los morenistas y cuatroteístas no tienen empacho en hacerlo tan pública y descaradamente? Y yo creo que en principio es porque se sienten protegidos por el manto de impunidad con que AMLO los cobija y porque, trasnochados como andan, creen haber regresado a los 70s y que toda la lucha por la democracia y austeridad republicana de los últimos 40 años jamás ocurrió y como es lo que aprendieron del viejo PRI en el que se formaron, hoy se les hace fácil utilizar viejas prácticas ya superadas.

Por otro lado, para reconocerle al presidente que efectivamente “no somos iguales” no es necesario ir tan lejos en el tiempo, sino solamente una semana atrás cuando el 13 de noviembre pasado cerca de 1 millón de personas tan solo en la CDMX, salieron a la calle espontánea, ordenada, pacíficamente y sin acarreos de ningún tipo, a defender nuestra democracia y al órgano autónomo encargado de hacerla efectiva en el país, el INE. Y sin caer en la “guerra de cifras” y de enfrentamiento entre hermanos al que AMLO quiere conducirnos y que no vienen al caso, es de observar que no es lo mismo salir por propia voluntad en defensa de una noble institución, distrayendo un tiempo precioso del trabajo fecundo y productivo, que hacerlo obligado por el gobierno para aplaudir al Líder, con la esperanza de no perder el privilegio de “no tener que trabajar” y de solo “estirar la mano” para recibir la dádiva que mantiene a la familia, así que en efecto Sr. Presidente:

¡¡ Por supuesto que no somos iguales!!

Y finalmente debemos echar abajo el mito de que el Zócalo es la plaza más grande del país pues hay expertos que aseguran que la Plaza de la República o del Monumento a la Revolución, como es conocida, es más grande aún y calculan que los contingentes del pasado 13 de noviembre la habrían llenado 5 veces si hubieran podido estar juntos y no tan dispersos por todo Reforma, Vallarta, Ignacio Ramírez y demás calles aledañas.