A dos días de celebrada la magna concentración y marcha ciudadana en defensa del INE  en la CDMX y 60 ciudades más del país y de otros países, se ha generado toda un retahíla de argumentos en favor y en contra de este ejercicio democrático.

Es muy difícil, hasta no ver los resultados en el Congreso sobre el destino que finalmente tendrá la iniciativa de Reforma Política enviada por el Ejecutivo, saber qué cosas, buenas o malas, nos dejó la multicitada marcha. Es difícil saber hoy, decía, qué nos dejó la marcha, pero si podemos ver claramente qué es lo que no nos dejó

Veamos:

La marcha no dejó un Paseo de la Reforma sucio, inaccesible ni bloqueado, no dejó negocios cerrados ni destrozados, pues no hubo un solo vidrio roto, ni tampoco una economía de la ciudad  destrozada, con pérdidas millonarias para los empresarios del centro; dejando, por el contrario, una importante derrama económica en los negocios de esa zona y calles adyacentes por la capacidad de consumo de los manifestantes que no tuvieron que esperar el “lunch” con una torta mal hecha y un “Frutsi” por parte de los organizadores ya que todos los asistentes se movilizaron con sus propios recursos, lo que incluye, en no pocos casos, el pago de sus propios desayunos y comidas en los restaurantes de la zona.

También dejó una enorme frustración y escozor en las filas de la 4T al ver que el derecho a la libre manifestación de las ideas y el derecho a expresarse y manifestarse por parte de los ciudadanos no es monopolio exclusivo de los seguidores del Presidente, como ellos parecen creer y que su triunfo electoral del 2018 no erradicó a sus adversarios como ellos hubieran querido y estos se presentan hoy más vivos y más fuertes que nunca.

Como antes decía, los resultados de la marcha habrán de verse a la brevedad en el Congreso, cuando se vote la iniciativa presidencial y se verá si el mensaje dirigido a diputados y Senadores en el sentido de que “los estamos vigilando” servirá para que razonen su voto y decidan ponerse del lado de los ciudadanos y no del presidente, incluso espero que algunos miembros del partido en el gobierno así lo hagan.

Por otro lado, siguiendo con la narrativa de la 4T que busca desacreditar la marcha diciendo que no era ciudadana sino partidista y política por la presencia de ciertos personajes que ellos identifican como nefastos para el país, sin que exista una sola denuncia de corrupción, robo, peculado, homicidio o desvío de recursos en su contra, señalando que concurrieron: Fox, Madrazo, Elba Esther, Labastida, Alito y otros que a pesar de los años que han pasado les siguen “quitando el sueño”, es de preguntarles ¿cuántos políticos contaron? ¿100, 200, 300?, y es de reconocer también que solo ellos resultan ser tan ociosos para estarlos buscando y contando entre los cerca de 850 mil asistentes a la marcha, mayoritariamente apolíticos de las clases medias populares, haciendo realidad el sueño de todo demócrata en el sentido de que “la ciudadanía ya despertó” como en ”La Primavera Árabe”.

Finalmente lo que si es de destacar es que una causa ciudadana, como la defensa del INE, que logra concitar en un mismo espacio y un solo “grito” a gente de izquierda y de derecha, ricos y pobres, a políticos y apolíticos en un número tan significativo como el que vimos el pasado domingo, algo bueno ha de tener para hacer entender al régimen y que escuche cuál es el sentir de los mexicanos sobre sus autoridades electorales, pues es de insistir en que la defensa de nuestra democracia no significa en automático un ataque contra AMLO, pues en relación con su ejercicio de gobierno ya habrá ocasión para que, una vez concluido su periodo, sea la historia quien lo juzgue. Tranquilos que el grito era “El INE no se toca” y no “Fuera AMLO”.