Esta victoria apabullante le abre el camino a Xóchitl para participar en el debate abierto de hoy, para pasar a la segunda ronda de cinco debates con los otros dos aspirantes que hayan sido definidos y para competir en la encuesta y en la votación presencial del 3 de septiembre, cuando todo hace indicar que será investida como la coordinadora del FAM.
Junto al éxito que ha tenido la senadora, está surgiendo una andanada de expertos en punto de vista que se dedican a todas horas a aconsejarle/recomendarle/ordenarle lo que tiene que hacer en adelante.
Hay un gen, tal vez alguna curva en el ADN del mexicano medio, que lo lleva a sentirse el conocedor de todo, el único erudito del mundo, y a partir de ese sentimiento ponerse a pontificar sobre el tema que usted quiera (“Como aquellos que salga lo que salga/ a todas luces quieren explicar/ la condición sedeña de una nalga/ de Dios la esencia y el color del mar”. Renato Leduc). Pero no es solamente pontificar, sino decirle al pobre interlocutor o interlocutora qué es lo que tienen que hacer de su vida: “Estás muy gordo, ponte a dieta”, “Tienes que ser más atrevido en la vida”, “Estudia esa carrera que sí deja dinero”, “Tienes que sobreponerte a la voluntad de tu mujer”, “Tratas a tus hijos con mucha libertad. Hay que educarlos con sangre”, etc.
Y de esa subespecie hay millones de ejemplares, muchos de los cuales están llenando las redes y los medios con el nuevo deporte nacional: Decirle a Xóchitl lo que tiene que hacer.
“Tiene que dejar de hablar con groserías”, “Que deje de hacer chistes y se ponga seria”, “Que se ponga a dieta”, “Que ya no le conteste al Presidente”, “Que le conteste más al Presidente”, “Que se baje de la bicicleta”…
Pareciera que Xóchitl Gálvez llegó adonde está no por su enorme capacidad intelectual y emocional, sino por un mero golpe de suerte.
Dejémosla que siga como ella quiera, que lo ha estado haciendo magnífico… y así seguirá, sin necesidad de consejitos.
sglevet@gmail.com |