Y fue una molestia envidiosa para Dante Delgado, que esperaba que su Movimiento Ciudadano creciera como la espuma -como lo había hecho Morena hace unos años- y se convirtiera en la nueva esperanza de México, en la tabla de salvación para este país, destrozado de tan fea manera en cinco años por la ignorancia y la necedad. Pero no fue por ahí.
Xóchitl fue un fenómeno de la comunicación, que llegó para quedarse en los espacios principales de todos los noticieros, los periódicos, los portales informativos.
Y Xóchitl Gálvez fue, es y será el aire de renovación que los ciudadanos esperaban, que los mexicanos de bien anhelaban, que el pueblo bueno y honrado necesitaba para encaminarse a una vida de paz, bonanza y tranquilidad.
Fue, es y seguirá siendo la tonantzin que trae dones, que invita a la concordia, a la unidad, a la hermandad. La madre bienhechora que volverá a reunir a los hijos de la patria en un objetivo común, que es el bien de todos.
Xóchitl sigue encabezando las encuestas, imparable, y tendrá el voto mayoritario el 3 de septiembre para erguirse naturalmente como la constructora del Frente Amplio por México.
¿Alguien lo duda realmente?
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