El segundo principio, Método de contagio, dice: “Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.” Y así los funcionarios del régimen y los comunicadores comprados han tratado de condensar a quienes señalé en el primer párrafo en un grupo comprado por la oligarquía en contra del bienestar del pueblo.
Y el sexto dice: “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: ´Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad’.”
Así que la táctica para acallar las críticas y convencer al pueblo de que las criticas eran mentirosas se dedicó a la idea fija de decir que los libros de los sexenios anteriores tenían más falla que los nuevos; que los errores detectados en los libros no eran tales, sino “áreas de oportunidad” (esta perla que pasará a la historia de la ridiculez se la debemos a Marx Arriaga, el Director de Materiales Educativos de la SEP); que quienes criticaban no habían leído los libros, y que los padres de familia que estaban en contra permitían que sus hijos vieran pésimos programas de televisión de Televisa y de TV Azteca.
Como se ve, ninguna de esas razones desdecía el tema principal, que es la pésima elaboración de los libros y su falta de rigor científico y pedagógico. Salta aquí lo que recomienda el noveno principio de Goebbels, el de la silenciación. “Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.”
Y ya de la propia cosecha del Patriarca y su 4T, su principio único de contestar a las críticas con mentiras, pues están inventando que sí hubo una consulta nacional para hacer los libros, que intervinieron verdaderos conocedores en su elaboración y que son una maravilla que van a llevar a los niños mexicanos a un mundo de conocimientos insospechado.
Pero a esa mitología se opone un hecho real y verdadero: los libros de texto están muy mal hechos. Punto.
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