Después de la azarosa consulta interna de Morena, ayer pasaditas las 7 de la noche fue dado a conocer el resultado del tour de las corcholatas.
Arturo Durazo dijo ante un auditorio repleto de morenistas (repleto, pero chico, había cuando mucho unos 500 asistentes, todos de militancia comprobada hasta el nivel del fanatismo) …dijo Durazo ante sus correligionarios de la primera línea -lo que vendrían a ser las SS cuatroteístas- que la ganadora había sido, ¿quién cree usted?, pues claro, Claudia Sheinbaum.
Así, Xóchitl Gálvez le ganó la apuesta al presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando le predijo que ganaría su corcholata preferida, pero él nunca pagará esa deuda de juego.
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Bueno, ganó la ¿ex? jefa de Gobierno de la Ciudad de México y las cuentas de parte del comité de la consulta parecieron muy buenas, excelentes, definitivas en su favor.
Peeeero, siempre hay un prietito en el arroz, y en este caso fueron varios:
- La famosa encuesta se hizo con 12,300 boletas, que según los morenos representan el sentir y la voluntad de todo el pueblo de México, ése que supuestamente les pertenece a ellos, porque no permiten que algún conglomerado de ciudadanos, por más que sea de millones, pueda ser considerado como tal. El Patriarca se maneja como si tuviera el copyright exclusivo de la marca “pueblo” y como si solamente él la pudiera usar.
Hay que comparar esos 12,300 consultados con los casi 3 millones de ciudadanos que se registraron sin paga y sin amenazas para votar en la consulta del Frente Amplio por México.
- Los votos que obtuvo la Sheinbaum para ganar fueron el 40 por ciento del total de los encuestados, es decir 4,800 ciudadanos, la mayoría militantes de Morena porque las secciones electorales en las que se hizo la encuesta pertenecían a lugares en donde el partido oficial tiene mayoría.
Si hacemos cuentas y tomamos como base los 33 millones de pesos que Carlos Loret de Mola demostró fehacientemente en su noticiero de Latinus que había gastado Claudia, resulta que cada voto le costó a los mexicanos 6,875 pesos. Y digo a los mexicanos porque los dineros para la campaña salieron del erario.
- Y la última cuenta que no le salió a Claudia ni a su Mesías fue que no llegaron las seis corcholatas, sino sólo cinco, al lugar donde fue dado a conocer su triunfo, y se quedaron esperando a Marcelo Ebrard, quien de plano se salió de la competencia porque hubo mucha mano negra en favor de la favorita.
Con esas cuentas, Claudia Sheinbaum va a terminar dando también muy malas cuentas a su hacedor el 2 de junio de 2024, cuando tenga que reconocer su derrota ante Xóchitl y ante el pueblo.
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