Si no me falla la memoria, son ni más ni menos que 20,246 puestos los que serán elegidos el 2 de junio de 2024. Y si esos veinte y tantos mil parecen formidables, añada usted que hay reglas que hacen aún más complicada la selección.
Por principio de cuentas, debido a la paridad de género tienen que ser mitad mujeres y mitad hombres. Y ahí empiezan las broncas, porque si ponen un hombre en algún lugar eso quiere decir que tienen que poner a una mujer en otro, y viceversa. De las consultas y las encuestas para determinar a los mejores es matemáticamente imposible que quede la mitad de hombres y la mitad de mujeres. Así que quienes organicen la selección en el Frente tendrán que ir descartando candidatas o candidatos para igualar los números genéricos.
¿Se le hace complicado? Pues tiene que añadir además que en el FAM participan tres partidos y cientos de organizaciones civiles, y cada cual querrá tener una rebanada del pastel. En obvio que el PRI y el PAN podrán proponer a candidatos competitivos en todas las alternativas, pero también hay que tomar en cuenta que el PRD, aunque minimizado, tiene derecho a una ración, pequeña pero ración al fin. Y habrá organizaciones con presencia como Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, el Frente Cívico Familiar, la Misión Rescate México, el Frente Cívico Nacional, el Poder Ciudadano 4 de Julio y la Agenda de las Mujeres por la Igualdad Sustantiva en Yucatán (por mencionar una asociación estatal, que hay muchas de este tipo).
A Renato Alarcón como presidente estatal del PRI en Veracruz le tocó por primera vez hacer una selección de candidatos siguiendo esas reglas y nos explica que es como hacer un sudoku electoral: pones uno aquí y tienes que quitar a otro allá.
El proceso es complicado pero no difícil si se logra establecer un método, una especie de algoritmo, que ofrezca los caminos para resolver esa enmarañada ecuación.
Y en eso están Xóchitl y los directivos del Frente.
Mañana le sigo con el tema, porque da para mucho.
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