Durante su campaña a la Presidencia de la República AMLO aseguraba que la solución a todos los problemas del país era el combate a la corrupción, y no le faltaba razón, pues yo, con puntuales discrepancias, pienso lo mismo. El concepto es válido y sostenible a estas alturas del sexenio pues con el estancamiento del país, con los enormes desvíos de recursos para fines espurios, como la ejecución de grandes obras que no han servido para nada, excepto para desviar los recursos a las campañas de MORENA, así también como la falta de mantenimiento a las obras existentes que provocaron, entre otras tragedias, la caída de la línea 12 del Metro, todo ello da cuenta de que AMLO tenía razón y lo está demostrando a base de hacer todo lo contrario a lo que ofreció (“psicología inversa”), pues al no combatir la corrupción como prometió y al ser él mismo y su gobierno, paradójicamente, parte de ella, se confirma que efectivamente es la corrupción el peor mal que aqueja a la nación.
Pero hay algo peor que ser corrupto y es ser corrupto y además ser hipócrita, necio y estúpido, pues la ignorancia, la incapacidad, la ineficiencia y sobre todo la indolencia equivalen a la máxima expresión de la corrupción.
Veamos, de no haber quedado AMLO y su 4T inmersos en una enorme telaraña de corrupción como se ha venido demostrando desde la famosa “Casa Gris” de Houston, los contratos millonarios en Dos Bocas que generaron un sobrecosto superior al 200%, así como el enorme costo que estamos pagando los mexicanos por la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, al igual que la evidente complicidad de AMLO con el crimen organizado que ha generado casi 177 mil homicidios dolosos en lo que va del sexenio y la conformación del clan de los López Beltrán, destapado recientemente por Loret de Mola, este país habría continuado el crecimiento sostenido que traía desde Salinas hasta el 2018 y sin exagerar, creo que estaríamos en las Ligas Mayores, codeándonos con el primer mundo, siendo ya parte de este.
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A ver, si las obras emblemáticas de la 4T estuvieran funcionando, no digamos a la perfección, sino solo medianamente bien, los ciudadanos ya habríamos olvidado su sobrecosto y en consecuencia no tendríamos afrenta qué cobrarle a MORENA en las urnas este 2 de junio, pero un tren Maya que observa retrasos de hasta 6 horas, una Refinería inaugurada hace casi un año, que no ha refinado una sola gota de petróleo, un “aeromuerto” desde el que nadie quiere volar, un aeropuerto “Benito Juárez”, cayéndose a pedazos porque los ingresos de la TUA están siendo desviados a la operación del ineficiente y nada rentable “Felipe Ángeles” y a pagar el costo de la cancelación del de Texcoco, una línea aérea, Mexicana de Aviación, otro capricho presidencial, con vuelos vacíos o de un solo pasajero, así como una línea 12 del metro derrumbada por falta de mantenimiento, nos hacen recordar todos los días la enorme incongruencia de un gobierno cuyo líder prometió combatir la corrupción y ha venido haciendo todo lo contrario. |