A inicios de diciembre escribí aquí de un tema de corrupción muy espinoso, que desde hace muchos años se ha venido señalando sin que nadie de arriba le hiciera caso, debido seguramente a que la salpicadera de dinero debió ser muy redituable. 

En la Cámara de Diputados, allá por el año de 1994, a iniciativa de la Comisión de Ecología y Medio Ambiente cuyo presidente era el diputado Óscar Cantón Zetina (ahora Morenista), se acordó reformar la vieja Ley del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente y el 15 de octubre de 1996 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el ajuste para que toda empresa que vertiera sus aguas residuales a cualquier cuerpo de agua nacional, debía instalar equipos anticontaminantes para evitar que la contaminación continuara dañando el agua de la nación. 

Pero eso no bastó ni fue suficiente, puesto que desde las alturas de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente y de la Comisión Nacional del Agua, presuntamente se dio la orden de “Convenir y darle tiempo y prórrogas a empresas que vertían aguas residuales a los cuerpos de agua nacionales como ingenios azucareros, plantas cerveceras, textileras, papeleras y aserraderos de madera, entre otros, para que cumplieran con la norma de instalar sus equipos anticontaminantes”. 

Así, mediante los convenios y multas a modo para taparle el ojo al macho, el negocio y la corrupción continuó por casi 30 años convirtiéndose en una mina de oro oficial solapada desde las grandes alturas. 

Por ello, llamó mucho la atención que desde la “Mañanera del Pueblo”, la presidenta Claudia Sheinbaum hiciera alusión al tema, del que dio a entender que desde la presidencia se pondrá orden y se abatirá la corrupción y la mina de oro para los funcionarios de la PROFEPA y la CNA. 

Apunté aquí el pasado 5 de diciembre pasado y que titulé “PROFEPA Y CNA, NIDOS DE CORRUPCIÓN OFICIAL” con el subtítulo “La PROFEPA y la Comisión Nacional del Agua, inician el sexenio con el cuento y las cuentas alegres de siempre para evitar sospechas de corrupción”. 

Por su parte, Claudia Sheinbaum dijo: “Yo soy de la idea de que tienen que cumplir con la Norma y con la Ley. ¿Cuál es la Norma? Que las empresas de acuerdo con sus características deben tener plantas de tratamiento para verter a un cuerpo de agua. Entonces, sí está pasando que muchas empresas que están a lo largo del Río Atoyac, por ejemplo, no están cumpliendo con la Norma. Entonces esto no es un asunto de multas solamente, es que tienen que cumplir con la Ley y por ello, se está haciendo un recorrido a lo largo del Río Atoyac, igual que en el Río Tula”.

Es decir, a nivel presidencial se sabe de la corrupción y la simulación por parte de las dependencias encargadas de su regulación y cumplimiento. 

Sheinbaum le va a meter las manos al agua del país y una de las formas, aparte de la regulación de las concesiones, es la de evitar la contaminación. 

La reforma para regular las concesiones de agua será enviada por la Presidencia en el próximo mes de febrero, mientras las empresas con aguas concesionadas, voluntariamente, están regresando sus excesos. Pero la reforma viene para los que “voluntariamente” no aprovecharon la racionalización, entonces lo hagan por ley. 

Así que Sheinbaum se apuntará, de lograrlo, un muy buen punto para abatir por fin la corrupción en la materia y eso es bueno para el país. 

En hora buena. 

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