En una entrevista reciente, la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, expresó un contundente rechazo hacia los Yunes en Morena, dejando claro que no contempla la posibilidad de que el exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares y su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez participen en la política local desde las filas de su partido.
Nahle obedece el principio de que el poder no se comparte, menos aún con figuras políticas que arrastran un historial polémico y un alto índice de rechazo social. Además, los Yunes enfrentan críticas severas por haber apoyado, con su voto en el Senado, la reforma al poder judicial. Aunque dicha reforma favoreció a Morena, el gesto provocó repudio entre los veracruzanos, quienes consideran que esta acción traicionó los principios y al partido que los Yunes representaron durante décadas.
La decisión de Rocío Nahle de cerrarles la puerta es respaldada por su postura de proteger la autonomía de Morena en Veracruz. Según la gobernadora, las decisiones internas del partido deben recaer únicamente en la militancia y los liderazgos que han trabajado por el movimiento durante años, no en políticos externos con un pasado cuestionable.
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Cabe recordar que Miguel Ángel Yunes Linares fue señalado de orquestar campañas de desprestigio, infundios y violencia política de género contra Rocío Nahle durante su campaña para la gubernatura. También se le acusa de utilizar recursos millonarios con el objetivo de impedir que ella llegara al poder. Por ello, Nahle dejó claro que no normalizará la violencia política contra las mujeres ni disculpará esos atropellos.
Con un historial marcado por deslealtades y traiciones, los Yunes parecen condenados al aislamiento político en Veracruz. El PAN les ha dado la espalda, y en Morena no habrá espacio ni oportunidades para ellos. En palabras de la gobernadora, el mensaje es claro: “A los Yunes, ni las gracias”. |