Dos veces tuve diferencias con José Luis Cuevas, era mediados de los setentas, la primera sucedió cuando lo cuestione porque engañaba a Bertha, su esposa, con mujeres que ni siquiera eran guapas. Me dijo que eso no era de mi incumbencia, y tenía razón, en aquel entonces apenas empezaba a conocerlo, y no había entendido que José Luis era un hombre que necesitaba imperiosamente amar muchas mujeres, era una necesidad casi enfermiza, y con la mayoría de ellas se acostaba, José Luis era un conquistador irremediable, y ellas percibían esa pasión simplemente al verlo, era como un animal "en celo" y las hembras lo olían.
La segunda vez que confrontamos fue a finales de los setenta , habíamos ido a tomar un café a la Zona Rosa, mientras saboreábamos un café cortado le comenté que no era congruente cuando criticaba a los pintores muralistas de aquella época, pues en el fondo Cuevas no podía ocultar que entendía a cabalidad la trascendencia del movimiento pictórico de la Escuela Mexicana, se encabrono, sobre todo, cuando le comenté que su producción en la primera etapa tenia una estrecha similitud con la temática de Orozco, incluso -le dije- se acerca a Diego Rivera, además con ambos compartes tu pasión irrestricta por las mujeres -el soltó una sonora carcajada que hizo que varios comensales voltearan a vernos curiosos.
Su acritud irreverente ante el nacionalismo a ultranza del gobierno en aquellos años, que motivaba que se cerrarán espacios para los artistas que no seguían ese lineamiento, José Luis se opuso y se atrevió a incursionar en nuevos caminos, eso le valió el título de máximo exponente de la Ruptura de la pintura mexicana.
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Pero José Luis no era un hombre rencoroso, a los pocos días de que discutíamos, nos volvíamos a ver cómo si nada hubiese pasado, incluso, trataba de explicarme, lo,que según el, no entendía.
Finalmente acabe por entender su manera de pensar, y aunque a veces no estaba de acuerdo, en razón de la amistad acababa por conceder sin aceptar.
Raquel Tibol lo describe a la perfección cuando dice: " Cuevas, más que un pintor es un narrador, sin una historia, estaría perdido" .
Y así fue su final, cuando recluido por su ultima amante, incluso de sus hijas, se le acabaron las historias, y no le quedó más remedio que morir. |