Veracruz atraviesa la peor crisis en su historia en materia de seguridad pública y nada calienta el ánimo ciudadano que todos los días lleva decenas de sus hijos a los panteones.
Veracruz sigue en estado de quiebra y el gobierno, que dice aceptar de buen talante la crítica, rumia. Está paralizado. Las instituciones no caminan al responder al mandato de un solo hombre que gusta de trabajar de singular manera.
La única obra que existe es la del gobierno federal, es su único sostén.
Esa es la triste realidad.
Mientras los tiempos políticos se cumplen a lo largo y ancho de nuestro territorio y a nivel nacional. El calendario electoral marca la hora cero y los hombres y nombres empiezan a definirse. La lucha está por comenzar.
Para el PRI en Veracruz no hay duda.
José Francisco Yunes Zorrilla se perfila como el precandidato y consecuente candidato a la gubernatura para el sexenio 2018-2024 llevando tras de sí a decenas, cientos, miles de veracruzanos que han visto beneficiados con la obra pública municipal y créditos al sector al campo, a la pequeña y mediana industria.
Miles de millones de pesos se han derramado a las comunidades, sin despensas de por medio; sin promesas que hayan dejado de cumplirse; sin amenazas de voto o bote.
Pepe será el beneficiario del voto de castigo contra el régimen familiar que no admite afanes monárquicos, pero que en lo oscurito lo teje de esa manera.
Acaso por ello el diferendo entre Pepe Mancha, dirigente del PAN y el heredero Miguel Angel Yunes Márquez. Acaso por el abuso de poder del gobernador que solo da migajas al partido que lo llevó a la gubernatura mientras al PRD lo colma de poder y dinero.
En las filas del PAN tradicional hay malestar, se percibe la inminente ruptura. Por eso abandera a Julen Rementería, enemigo embozado de Miguel Angel. Acaso por ello el PAN de Veracruz espera el respaldo del comité nacional del PAN que impida que el injerencista Yunes Linares imponga a su chavo.
En tanto en Morena, la efervescencia crece.
Hay ánimo y respaldo. Van por la madre de todas las batallas. No las traen todas consigo ya que el efecto Meade ha golpeado al corazón del Peje, pero en Veracruz hay lealtad y simpatía por los morenos que están en segundo lugar en las preferencias electorales.
Los tiempos pues, se cumplen.
Pepe tiene la palabra. Pepe va con el ánimo, el respaldo de México y la fuerza que está generando el crecido José Antonio Meade. Va con el compromiso fundamental de regresar la seguridad a Veracruz como prioridad fundamental.
Va por una campaña de propuestas, alegre. Va por el diálogo. Lo respalda su honestidad y respeto a la palabra y compromiso. Todo ello sin olvidar en donde se encuentra parado.
En sus últimos días en el Senado de la República, fuera de la atención prioritaria que le merece la Comisión de Hacienda que encabeza, recibe un promedio de 150 personas procedentes de Veracruz que acuden por ayuda, que van a manifestarle respaldo a su candidatura “no quiero que me ayuden a ser candidato, quiero que me ayuden a ser gobernador”, y que le exigen regrese la seguridad pública.
Ese es el reclamo generalizado.
Pepe atiende, canaliza y está consciente de que Veracruz merece un destino mejor al que padece en el día a día y evoca a Pablo Milanés con esa sentida melodía escrita en los peores días de la dictadura de Pinochet, cuando se cantó aquel:
“Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada y en una plaza liberada me detendrá a llorar por los ausentes. Retornarán los libros, las canciones que quemaron las manos asesinas. Renacerá mi pueblo de su ruina y pagarán su culpa los traidores”.
El “Destape” de facto en favor de Pepe ya se dio al momento mismo de la nominación de Meade.
Lo que sigue es el rito.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |