Figuras y figurones.
Francisco Licona.
 

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Con Duarte y Yunes Linares, ocho perdidos
2018-08-31

En el deporte olímpico es válida la máxima de que ‘lo importante no es ganar, sino competir’ pero en política el ganar lo es todo, el que pierde lo pierde todo. 


Si el exgobernador Javier Duarte de Ochoa hubiera ganado las últimas elecciones de su gobierno, otro gallo le cantaría… si Miguel Ángel Yunes Linares hubiera podido hacer ganar a su hijo igualmente otro gallo le estaría cantando, y hasta con mariachis. Pero los dos perdieron y ahí tienen las consecuencias.


A Duarte se le cayó el mundo encima. Todas sus ínfulas de triunfador con las que se regodeaba y, pedante como era, se vanagloriaba de que en su sexenio había ganado todo. Presumía en todo lo alto la derrota que le endilgó a Yunes Linares así como el haber ganado de calle diputaciones federales, locales y alcaldías: ‘Nunca le he fallado a mi amigo Peña Nieto’, presumía.


A Miguel Ángel Yunes Linares, por su parte, el triunfo que tuvo en las urnas contra su primo -el hoy diputado federal Héctor Yunes Landa- lo hizo subir a las nubes pero también el resurgir de sus peores características como persona y político.


Ganó la minigubernatura de dos años que tanto afán buscó pensando usar ese pequeño periodo como plataforma para extenderlo a 8 años de gobierno. 


Para ello trabajó, en ello se esmeró, pero se olvidó de cumplir sus promesas de campaña relacionadas con la economía, los empleos, el turismo, el medio ambiente y se dedicó de lleno a lo suyo: hacer ganar a su primogénito.


Sin embargo, igual que Duarte, perdió y lo perdió todo. 


No es necesario mencionar aquí adjetivos negativos, de su protagonismo espectacular, exacerbado y quizá enfermizo, porque como gobernador las cifras oficiales frías lo pintan mucho mejor. 


A Yunes Linares el destino le repitió la medicina de cuando en el sexenio de Patricio Chirinos hizo todo para sucederlo y no lo logró a pesar de contar con todo el poder (en ese tiempo se le conocía públicamente como el gobernador de facto), con un PRI fuerte en el que la disciplina era la principal divisa de sus militantes, con la fuerza de su lado desde el Congreso Federal, local y ayuntamientos. 


Yunes Linares en aquel entonces tenía todo de su lado; nadie con tres centímetros de frente hubiera llegado a pensar que luego de que dejó la Secretaría General de Gobierno y de convertirse por su propia voluntad en presidente del CDE del PRI disponiendo a placer de la caja de Sefiplan, fuera a tener la peor derrota electoral de ese partido y mucho menos que luego de ese tropezón en su carrera política perdiera también la candidatura para gobernador. 


En aquellos años Yunes Linares habló y se quejó de alta traición priista y tenía razón: diputados federales, locales y alcaldes operaron en contra de su proyecto sucesorio, luego de haber sido vejados en sus personas por él como Secretario de Gobierno o mejor dicho como gobernador de facto. 


Este 2018, de nuevo con todo a su favor, Yunes Linares volvió a perder una elección más, quizá la más importante de su vida hasta el día de hoy. 


Un hecho más fue que la antipatía política hacia él le pegó, y duro, a su cachorro, que quizá algún día llegue a comprender que el control político por férreo que sea jamás dará mejores resultados que la popularidad y la sensibilidad.


La política castiga, pero siempre da nuevas oportunidades.


Yunes Márquez fue buen candidato, eso tampoco se puede ni se debe escatimar. Un millón y medio de veracruzanos lo vieron así y por su edad es factible que aún tenga otras oportunidades. De hecho, su padre antes de llegar a ser gobernador constitucional sufrió dos aparatosos tropiezos (se le cebó suceder a Patricio Chirinos y después a Fidel Herrera Beltrán).


La vida sigue y la apuesta es que Cuitláhuac García Jiménez sea diferente y logre una reconciliación política en Veracruz, pero sobre todo que haga en los hechos un gobierno transparente, honesto e inteligente. De lo contrario también será castigado en las urnas como le sucedió fatalmente a Duarte y a Miguel Ángel Yunes Linares.


@frlicona

 
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