Hoy tal vez sólo la amnistía y “el amor y paz” de Andrés Manuel López Obrador podrán salvarlo de la cárcel al igual que a algunos de sus colaboradores.
A 33 días de que Cuitláhuac García Jiménez asuma la gubernatura, son altas las expectativas de los veracruzanos en él y sólo unos cuantos agoreros del infortunio desean que por su inexperiencia en la administración pública, cometa errores garrafales o haga un pésimo gobierno, para poder decir: --“Se los dije”.
La sociedad demanda que por fin se terminen los moches, se combata en serio la corrupción y la impunidad, y retorne la seguridad.
Hartos de gobiernos corruptos y desordenados, irresponsables y represivos dedicados a venganzas personales, los ciudadanos decidieron conferir el poder a un partido distinto, de ideas renovadoras y reputación de honestidad, encarnadas en Cuitláhuac García Jiménez.
Cada seis años los ciudadanos renovamos la esperanza de que esta vez sí nos vaya bien con los candidatos elegidos y que no se repita la triste historia de equivocarnos y volver a apostar.
Apenas había ascendido Duarte de Ochoa al poder cuando hubo quienes empezaron a extrañar a Fidel Herrera Beltrán. Recién llegado Yunes, también se escucharon voces añorando a Javier. Quizás lo decían en broma o acaso en serio pero si el río suena es porque algo podrido ven y huelen en Veracruz.
Estaremos atentos y vigilantes de la actuación de Cuitláhuac García Jiménez en el estado y de Andrés Manuel López Obrador a nivel nacional, a quienes el primero de julio pasado el electorado otorgó de manera masiva y contundente el voto de confianza para llevar a buen puerto las naves llamadas Veracruz y México.
Ojalá dentro de 6 años no estemos lamentándonos una vez más de que nos equivocamos, que nos fallaron y tengamos que volver a empezar en un círculo vicioso sexenal.
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