LA IGLESIA católica, como todos los mexicanos en general, en este inicio de año, lo que más están suplicando, como buenos deseos, es tener paz y seguridad, asuntos que, sin duda, corresponden al Estado, en todas sus esferas de competencia, ya sea municipal, estatal o nacional.

Y es que, aún con todos los esfuerzos realizados por las tres principales administraciones públicas, estas demandas del pueblo no se han cumplido, ni siquiera en una mínima parte, lo que sigue siendo, para las mismas, un importante pendiente que necesita resolver, precisamente, en esta nueva etapa marcada por el nuevo año.

Paz y seguridad, es lo que quieren todos los mexicanos, en general, porque sin estas condiciones sociales, difícilmente se puede avanzar en los propósitos de todos los gobernados, fijados, precisamente, en este inicio de año.

México, ha tenido un evidente retraso en todos los sentidos. No se encuentra la fórmula para poder despejar el camino que lo lleve a nuevos rumbos y se cae en errores permanentes que tienen una salida hacia el autoritarismo, que para muchos gobernados, es precisamente lo que se quiere, al no poder hacer un gobierno distinto.

El año pasado, fue más que un experimento en el nuevo gobierno, porque no se pudieron poner en práctica las nuevas estrategias políticas y administrativas, llevando al país a un caos en lo económico y en lo social, principalmente. Se ha tenido que recurrir al engaño y a la falta de cumplimiento en los compromisos contraídos, por no tener definiciones exactas para poder gobernar con precisión, con cordura, inteligencia, prudencia y paciencia, pues en el afán de poder, se cometieron innumerables errores que ahora están costando muy caros, incluso, a la propia popularidad del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Y esos errores se dieron en todas direcciones, pero principalmente, en lo relacionado con la paz y la tranquilidad que tanto demandaron los mexicanos, en general, al nuevo gobierno que vino prometiendo cambios excepcionales, de la noche a la mañana, con el pleno conocimiento de que no podría cumplir con todas esas expectativas, quedando más con el pueblo bueno, pero que también es exigente ante las promesas no cumplidas.

Y es que los mexicanos en general, en los diversos sectores de l a sociedad, la opinión que circula, es que lo menos que pudiera hacer este gobierno por cada uno de los gobernados, es ofrecerle la paz y la tranquilidad, la seguridad plena, garantizada permanentemente por el propio Estado, ante el avance de la delincuencia que a través de la violencia, ha marcado oportunamente su territorio y ha amenazado con desestabilizar a la nación.

Es cierto que la violencia no se ataca con violencia, sino con inteligencia y es por ello que los mexicanos, están exigiendo, todos los días, al nuevo gobierno de la cuarta transformación, utilizar las mejores armas que no son precisamente las que disparan balas, sino aquellas que buscan acordar una pacificación concreta para darle a los mexicanos, la oportunidad de crecer, trabajando seriamente y dando las facilidades necesarias para que todos vayan al encuentro de un mundo nuevo, de una nueva oportunidad, donde todos, gobernados y gobierno, salgan ganando.

Tampoco se trata de dar abrazos, en lugar de los balazos, pero sí se debe, de alguna manera, encontrar los lineamientos legales que permitan salir de esta crisis de inseguridad que tiene todo el país, todos los mexicanos y en todo el territorio nacional.

Este año, que apenas comienza, es una nueva oportunidad para quienes gobiernan este país, ya que basados en la experiencia tenida durante el año que recientemente terminó, pudiera servir de base para encontrar la fórmula que permita terminar con esta ola de inseguridad, de la cual, el pueblo bueno, ya está cansado, porque han perdido su propia libertad.

Paz y seguridad, son los retos del gobierno para este nuevo año, porque de no lograr, cuando menos disminuir la incidencia de los delitos, principalmente, los más representativos de la inseguridad, como son el secuestro, el asalto, los homicidios, los robos con violencia y todos aquellos que significan coartar la libertad de los mexicanos, en general.

Hay que tener en cuenta que el país, se deshace en las manos de quienes tienen la responsabilidad de garantizar la paz y la tranquilidad. De no cumplir con esta demanda permanente de todos los gobernados, habrá, eso sí, reacciones que sí pondrían en riesgo la estabilidad del gobierno, y consecuentemente, la de todo el país.

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NUEVAS DISPOSICIONES.

COMO CADA INICIO DE AÑO, nuevas disposiciones emanan del gobierno federal, principalmente, algunas de ellas vienen lastimando seriamente la economía nacional y consecuentemente, la de cada uno de los mexicanos.

Esa no es la razón de tener un gobierno, sino la de confiar en una administración sana, transparente y honesta, pero si la presión que se ejerce sobre todos los ciudadanos del país, principalmente, aquellas que se relacionan con los impuestos, donde, incluso, ha llegado a florecer la amenaza permanente en contra de quien o quienes, no se ajusten a los nuevos lineamientos del gobierno.

Todo debe y tiene que ser equilibrado para no romper con la armonía nacional, porque de lo contrario, habrá, como ya hemos expuesto, reacciones que nadie quisiera que se presentaran, sobre todo, porque se tienen graves antecedentes de una autoridad excesiva en estos casos, al grado de que se ha llegado a comparar con otros gobiernos que ejercen el poder a través de la presión y de la fuerza para poder someter a los gobernados.

Se ha visto bien que muchas disposiciones ya se han desechado para evitar, precisamente, que haya desacuerdos entre gobierno y gobernados, pues de esta manera, es como se construye una buena relación que cumpla con todas las expectativas que se tienen, sin necesidad de lastimarse unos a otros.

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HACE FALTA COMUNICACIÓN.

ENTRE EL GOBIERNO, tanto federal como estatal y municipal, hace falta una verdadera comunicación que evite contrariedades en las disposiciones, incluso, que emite permanentemente el mismo sector oficial.

Ahora más que nada, existen los medios idóneos para informar al pueblo oportunamente de todos los proyectos y programas que se tienen, pero la falta de comunicación, ha generado incertidumbre, desconocimiento y por lo tanto, rechazo, entre todos los sectores de la población.

La información, no es agresión, como parece que se quisiera entender entre los mismos actores políticos y administrativos del país, del Estado, y de los propios municipios, pues con el pretexto de no caer en algunos de los excesos del pasado, han convertido esta relación del gobierno-sociedad, en un constante enfrentamiento, donde, sin duda alguna, tarde o temprano, el que viene perdiendo es el mismo gobierno, tal y como la historia política del país y del Estado, lo refieren.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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