AMLO rebasa los 65 años de edad, y tomando en cuenta el ajetreo físico al que se somete, viajes, intensos calores, cambios de clima y aspectos propios de viajar casi todos los días de la semana, es válido detenerse a pensar por qué no se han dado a conocer detalles sobre su salud.
¿No deberíamos tener el derecho, como mexicanos, de conocer el estado físico que guarda el Ejecutivo Federal?, ¿debería ser suficiente un “estoy al cien por ciento” o un “tienen Presidente para rato”?, ¿será que no detallan sobre su salud porque hay algo que prefiere ocultarse, o porque no hay espacio para mostrarlo frágil?
Me han hecho saber que AMLO es tratado frecuentemente por temas cardiacos y de su columna vertebral. De hecho, en varias ocasiones sus médicos le han recomendado intervenirse de su espalda, buscando evitar que en algún momento, pudiera sufrir un dolor insoportable.
“El tema cardiaco del Presidente no es tan delicado como el de su columna, de hecho, tendría que haberse operado después de ganar las elecciones, pero fue tanta su euforia, que decidió postergarlo de nuevo”, me comentaron de manera frontal.
Me dicen que en el círculo cercano de AMLO están preocupados por la indebida atención a sus padecimientos. De hecho, temen que continúe espaciando las intervenciones quirúrgicas recomendadas, o decida enviarlas hasta después de las elecciones intermedias.
Siendo el Presidente de los mexicanos, ¿es su decisión hacer con su salud lo que le plazca?
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