En un recorrido que se hizo por las instalaciones del Seguro Social y el Issste, se encontró que tampoco hay medicamentos para la atención oportuna de los enfermos, más aquellos que tienen que soportar las dolencias de enfermedades delicadas y que requieren de la aplicación de medicamentos especializados.
Todo es un caos.
En estas clínicas u hospitales, los veracruzanos padecen, además, la falta de atención. Largas filas se pueden observar esperando que haya quien les diga lo que tienen que hacer. Personal indolente que ocupa los consultorios para echarse una pestañita o bien para pasarse toda la mañana o tarde, platicando sobre diversos temas, menos aquellos que debieran interesarles para poder salir a atender a los derechohabientes.
Estos problemas del sector salud en Veracruz, no son nuevos. Usted los puede contabilizar desde hace muchos años y se hacen más patentes ahora que las condiciones lo permiten, pues las nuevas autoridades que mandan en los hospitales, están dejando que estos mismos vicios se sigan observando por todas partes.
En los hospitales, ya sean del Estado, o de la federación, se ve el ir y venir de los enfermos, de sus familiares y de muchas gente que necesita del servicio médico o bien de la propia administración, sin que haya respuesta alguna por parte de los miles de trabajadores que supuestamente están al servicio de los derechohabientes.
Salas de espera sucias, pérdida de tiempo de los trabajadores, de sus familias y de sus enfermos, es lo que se puede ver en cada uno de estos centros de salud, en lo que hay de todo, menos eso, la salud. Personal de enfermería que busca pasar el tiempo echando el chisme, protegiéndose unos a otros para no ser molestados y en el caso de que así sea ponerse de inmediato en comunicación con los líderes de sus respectivos sindicatos para evitar que sean sancionados, aunque eso es lo de menos, pues no hay nadie que se atreva a señalar estas deficiencias. Médicos que constantemente faltan al juramento hipocrático y personal administrativo que se hace de la vista gorda ante la evidente pasividad que se observa en todos los rincones de cada hospital de estos, supuestos centros especializados de la salud.
Hoy, más que nunca, la salud, es uno de los principales reclamos de los veracruzanos, ya sea en los hospitales bajo la administración del Estado, o bien en los que corresponden a la federación, pues en todos estos centros es lo mismo, falta de atención y falta de respeto por los enfermos y por quienes tienen que llevarlos a una consulta médica, cuando si tuvieran el cuidado suficiente, la atención sería de inmediato, aunque no fuera con todos los medicamentos que se encuentran en el cuadro básico, pues en esta situación mucho ya se sabe de la ausencia de las medicinas.
Cualquier persona que observa estas condiciones en los hospitales, se siente impotente ante tanta desfachatez de los servidores públicos que ahí se encuentran, supuestamente trabajando para bien de la salud y de los veracruzanos.
Pero esto ha sido lo de siempre.
Será, pues, que sea la famosa cuarta transformación que se ocupe de reformar estas condiciones en que se prestan los servicios de salud, o seguirán las cosas como hasta ahora, dejando que miles de veracruzanos, sigan esperando que haya quien los atienda y le oiga cuando están enfermos, pues mientras no haya autoridad que con plena voluntad reaccione para resolver esta problemática, jamás se estará cumpliendo con el mínimo requerido de un gobierno, es decir, que ofrezca atención en materia de salud. Lo demás, puede esperar, pero la atención a una enfermedad, nunca y más cuando de menores se trate, porque entonces el asunto es peor.
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NADIE SE SIENTE SEGURO, NADIE LO ESTÁ.
LA INSEGURIDAD que sigue prevaleciendo en toda la entidad veracruzana, es el tema diario de la opinión pública.
Muertes por todos lados, parece ser lo común en estos tiempos, donde la misma niñez veracruzana, a la que antes se le ocultaban estos hechos para no atemorizarlos y pudieran vivir tranquilos y en paz, ahora son los primeros que se informan y que no acaban de entender porqué los mayores y las autoridades responsables no detienen esta ola de violencia.
Es por eso, que ahora más que nunca, la sociedad en general sigue viviendo en medio del temor, con la propia desconfianza de que en cualquier momento pueda ser víctima de los horrores de la violencia que ha traspasado toda consideración, echando por tierra todos los valores que antes se tenían en la familia, en la escuela, en el trabajo y en toda sociedad. Nadie, pues, se siente seguro, porque en realidad nadie lo está, sino al contrario, vive al borde del temor, el miedo y la desesperación por no encontrar la solución a este fenómeno social que ha puesto en difíciles momentos a la autoridad, a la propia sociedad que se ha visto vulnerada hasta en su propia intimidad.
Y nadie sabe, todavía, a donde va a parar. Los esfuerzos del gobierno no han generado ningún resultado positivo y la esperanza, en este sentido, va perdiéndose al ver que cada día, la violencia va superando cualquier autoridad.
Ya se ha perdido el estado de derecho, la propia estabilidad gubernamental y se han traspasado los límites establecidos en el mismo marco jurídico que supuestamente rigen la conducta legal.
Vamos cada día de mal en peor. Nadie se siente seguro, nadie lo está.
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OTRA COMPARESCENCIA.
ORGANISMOS, supuestamente autónomos, han comenzado a desfilar por los pasillos y recintos del Congreso local, donde lo menos que se hace es legislar, pues en los más recientes tiempos, la grilla es el tema a descifrar y los hombres y mujeres que se dicen tener representatividad popular, han tomado estos puestos para todo, menos para conformar un estado debidamente ordenado por las leyes que emanan, precisamente, de esta pública entidad.
Le ha tocado, en primera fila y sin orden de aparición, a la encargada de la Fiscalía General del Estado, Verónica Hernández Giadans, profesional del derecho, que en su momento fue designada para resolver los grandes problemas de procuración de justicia a los veracruzanos, después de que mucho se dijo en relación con la actuación del Fiscal anterior y que por diferencias con el mismo Gobernador del Estado, tuvo que salir de prisa por la puerta de atrás, antes de que la venganza política lo alcanzara.
Esas son las cosas que suceden y que ahora, la nueva fiscal es interrogada, al puro estilo de la propia Fiscalía, de todo lo que hay y que sucede en torno al trabajo que ahí se tiene que desempeñar.
No hubo nada nuevo, salvo, como siempre, poner en evidencia a quien se presenta ante la propia corte de justicia en que se convierte, muy seguido, la propia legislatura local de la entidad, pero sin resultado alguno y menos una apreciación debidamente valorada de los legisladores en cuestión que no emiten resolución y menos un castigo o sanción a quien se le pudiera encontrar culpable de no hacer lo que tiene que hacer. Puro show, sin duda alguna.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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