¿Dónde están los profesores de las facultades y escuelas de derecho, los investigadores de los institutos jurídicos, los abogados litigantes que tanto presumen ser defensores de la legalidad y de la justicia?
¿Qué pensar de las personas, que estando viendo un gran incendio, permanecen impávidos, impertérritos, e indiferentes al fuego que amenaza destruir sus propias viviendas donde se encuentran sus familiares más queridos?
Las respuestas, dice el jurista, a estas interrogantes, sería “compartir para contribuir a apagar el fuego que amenaza destruir el estado de derecho y la justicia.
El Maestro García Ramírez, quien fue Procurador General de Justicia, en el país, abunda en su escrito.
“El incendio comienza con llamas ligeras. Crece cuando el pirómano alimenta el fuego. Si no lo sofocamos, consumirá la morada. Ahora se trata del fuego que destruye nuestra casa, nada menos. Elevamos clamores, pero no atraemos las nubes que apagarían el incendio. No se oye la voz potente de los juristas, tal alta como debiera. Ni se observa la alarma del pueblo, cuyo porvenir está en riesgo, mientras tanto ¡Arde la casa!. Las llamas amenazan al Estado de derecho y a los ciudadanos, cuyos derechos menguan. El fuego lleva adelante una destrucción que parece deliberada, y acaso lo sea. No debemos verla con indiferencia, nos va la vida. Hay daño en el presente y grave peligro para el futuro, que podría ser un porvenir de cenizas. El autoritarismo y la ambición de poder iniciaron el fuego. Las primeras llamas alcanzaron espacios que cedieron paulatinamente. Las fuimos olvidando. Hoy asedian zonas vitales. Éstas aún se resisten, merced a la fortaleza que recibieron de sucesivas generaciones de constructores.
¿Cuánto más podrán soportar la presión abrasadora del incendio?. En estos días, el fuego ha tocado un ámbito sensible del que dependen el conjunto: La justicia. Si las llamas dominan ese reducto, venciendo a sus custodios, quedarán selladas la suerte del edificio claudicante y la vida y las esperanzas de los ciudadanos.
Ciertamente, el pasado se colmó con desmanes que ofendieron a la nación. Los corsarios navegando tierra adentro, cometieron infinitas depredaciones. Es necesario someterlos a juicio legal-quienes sean- y hacerles pagar sus fechorías. Pero también es verdad que para rescatar la ley y la decencia se debe actuar bajo el imperio del Estado de derecho, sin convertir a la justicia en un circo ni a sus practicantes en actores de una farsa. El palacio de justicia no debe ser una carpa montada para el solaz de la política.
Las representaciones clásicas de la justicia la muestran como una figura serena y poderosa, alejada del odio y el capricho, sus adversarios naturales. Pero también existen otras representaciones: Orozco, las dejó en los muros de la Suprema Corte. Elijamos entre ambas para saber qué justicia pretende la mano poderosa que mueve la ira y los reclamos. Hubo alocados reivindicadores que primero incendiaron la pradera y luego perecieron entre las llamas:”
El también ex secretario del Trabajo, Sergio García Ramírez, apunta que hace veinticinco años, denunció la errónea reorientación de la justicia penal. Dice que no ha cesado de impugnarla.
También, en su artículo, el jurista, afirma que ofrecer impunidad al delincuente que descubra a sus compañeros significa que la nación autoriza la traición, detestable aún entre los malvados y el poder público que la alienta, pues hace ver la flaqueza de la ley que implora el socorro de quien la ofende.
El jurista mencionado, se pregunta: ¿Acaso el Estado, no tiene la fuerza moral y jurídica y los recursos humanos y técnicos para hacer justicia sin claudicaciones?
Pero vuelve al motivo de su artículo, donde el jurista, segura que es motivo de dolor y de vergüenza que en la suprema magistratura de la nación, donde se debiera encarnar la figura del gobernante, se cambie la función de estadista por el papel de un gerente de carpa que convoca al pueblo a disfrutar del escándalo.
La iniciativa, dice García Ramírez, de someter a consulta pública el ejercicio de la justicia, es el plato de lentejas de las futuras elecciones que no justifican el menoscabo de la dignidad republicana y de la investidura que la representa.
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VOCES DE LA UV.
FALTAN MUCHOS DÍAS para que se llegue la sucesión en la Universidad Veracruzana, pero ya se escuchan las primeras voces que buscan empujar a ciertos aspirantes.
La verdad de las cosas, es que se encuentran de por medio la solución de muchos problemas que todavía tiene que atender la Rectora Sara Ladrón de Guevara, ahora que los retos son más fuertes para aceptar, lo más que se pueda, de la población estudiantil que busca una oportunidad en las aulas universitarias.
De que hay muchos que quieren sustituir a Doña Sara, ni se diga, pues el pastel universitario parece ser muy apetitoso, pero habrá que esperar, pues de aquí a la fecha en que se tenga que ver la sucesión, todavía hay mucho trecho, un poquitito menos de un año.
Mientras tanto, las ansias tienen que ser controladas.
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NO SUENAN LOS NUEVOS PARTIDOS POLÍTICOS.
A PESAR DE QUE ya se inició el proceso electoral, hay por lo menos dos partidos políticos de los tres que fueron autorizados para participar en las próximas elecciones, en las elecciones locales, hasta este momento no se sabe nada de sus propósitos, menos que en este momento ya se encuentren difundiendo sus programas de acción.
Esto los pone en peligro, porque hay que recordar que están condiciones, en cierta forma, para permanecer en el ámbito político estatal, pues tienen que demostrar que tienen la suficiente aceptación popular, manteniendo por lo menos un tres por ciento de la votación general.
Así es que tienen que apresurarse y no depender de una supuesta presencia política de sus principales dirigentes, menos ahora que estamos viviendo momentos difíciles para la política estatal.
De los nuevos, solamente “Podemos”, ya se comienza a acercar públicamente a los ciudadanos, después de su aprobación como organización política y debidamente registrada.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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