Voz en Libertad.
Francisco Guisa Hernández.
 

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Culto a la personalidad
2022-01-10

El 2022 arrancó tal como transcurrió el 2021, con un  escándalo más que dibuja de cuerpo entero la personalidad narcicista del Presidente López Obrador, así como su muy elevado ego; cuando la mayoría de mexicanos no sabíamos que, contraviniendo el 134 Constitucional así como diversos preceptos contenidos en la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos, en Atlacomulco, EDOMEX, se había erigido e inaugurado a pocas horas de concluir el mandato del “arrastrado” ex Alcalde Morenista, un monumento con la figura de AMLO,  nos enteramos de boca del propio Presidente de su existencia cuando “modestamente” este se refirió al tema de que la estatua en cuestión había sido derrumbada por sus adversarios, pidiendo “humildemente” que no se vuelvan a erigir monumentos en su honor, lo cual núnca dijo mientras el monumento en cuestión estaba en pie ni cuando fue inaugurado, lo que delata su beneplácito con acciones de esa naturaleza que lo enaltezcan en vida, pues esto es indebido, como lo marca la Ley.


Veamos, cuando gobiernos anteriores abusaban del “Culto a la Personalidad” imponiendo el nombre de políticos que aun estaban con vida a sendos parques, edificios públicos, presas, autopistas, carreteras y calles, se llevó esta práctica a tal extremo que tuvo que legislarse para que los personajes epónimos solo pudieran ser ciudadanos ya fallecidos cuya vida y obra hubieran dado lustre al país o a la ciudad que los homenajeara; así, indebidamente en mi opinión, se bautizó a la principal arteria de Texcoco como Vía José López Portillo, y al municipio de Alto Lucero en Veracruz se le impuso el nombre de Gutiérrez Barrios, mientras estos aun estaban vivos, de tal forma que, el hecho de que en el pasado se hubiera hecho, no significa que se deba justificar hacerlo ahora, pues no sabemos qué futuro ni qué destino le espera a  un homenajeado por el resto de su vida ni qué delitos, faltas o errores se le vayan a descubrir después que puedan echar abajo las causas que le merecieron el honor de ser reconocido como un prohombre, por ello la Ley es muy sabia y solo lo permite en personas ya fallecidas.


Por otro lado, no importa si los recursos con que se construyen los monumentos u obras a bautizar con el nombre de un político que aun vive son públicos o privados, como se justifica el ex Alcalde cuando dice: “lo hice con mi propio dinero”, pues siendo exhibido en vía pública, la Ley prohíbe semejante dasatino, de tal forma que si el ex Alcalde reconstruye el monumento de AMLO en el patio, sala, recámara o jardín  de su casa está en su derecho de hacerlo, pero no puede imponernos semejante adefesio a todos los ciudadanos solo porque a él se le ocurrió asegurar su futuro político lisonjeando a su líder y guía elevándolo al nivel de Santo Laico.  

 
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