Voz en Libertad.
Francisco Guisa Hernández.
 

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Delirio
2022-05-15

Si algo podemos reconocerle a AMLO es la congruencia entre su forma de pensar y la realización de sus actos, sus políticas públicas y su forma de gobernar. Y quienes pensamos diferente de como él lo hace no podemos sentirnos sorprendidos o engañados pues siempre realiza sus actos de manera pública y transparente, o sea que siempre nos anuncia lo que va a hacer y cómo lo va a hacer.


Veamos, por ejemplo, la expresión “Al diablo con las Instituciones” presagiaba desde sus interminables campañas Presidenciales, que una vez en el poder emprendería  toda una estrategia de destrucción de las Instituciones Nacionales; la expresión “ no me vengan con que la Ley es la Ley” ratifica y reafirma su delirio por hacer valer su autoritarismo para establecer un “aquí solo mis chicharrones truenan”, aun por encima de la Ley; su acercamiento y amistad con los dictadores  y populistas del    Continente: Maduro, Evo, Diaz Canel, Ortega, Fernández y Trump, denotan su proclividad hacia el autoritarismo, la tiranía y la dictadura (dime con quién andas), misma que paulatinamente ha venido estableciendo en México; su incapacidad manifiesta para reconocer una derrota, donde la toma de Reforma da cuenta de ello, anunciaba ya su menosprecio por la democracia y explica su afán por destruirla ahora.


Y así muchas de las acciones que hoy nos escandalizan a la “gente de bien”, han sido anunciadas una a una antes de realizarlas, y todo esto no lo excluye de que eventualmente pueda ser diagnosticado como esquizofrénico, paranóico o con ciertos delirios patológicos que deban atenderse, pues el que viva en su propio mundo, creado por él mismo, lo convierten en un caso de psiquiatría.


Podríamos hacer una lista interminable de aberraciones políticas, económicas, diplomáticas y jurídicas en las que AMLO ha incurrido, empezando por la cancelación del aeropuerto en Texcoco, pasando por la renuncia por parte del estado mexicano a la persecución de los delitos de alto impacto que revelan una complicidad de AMLO con el crimen organizado, donde su “abrazos y no balazos”, así como el  haber soltado al hijo del “Chapo” son señales inequívocas de ello; así como la reconfiguración del espacio aéreo del Valle de México que está generando un sinnúmero de incidentes de aviación, la destrucción de la selva, cuevas y cenotes en la península  por el capricho del Tren Maya y el aferramiento a los contaminantes combustibles fósiles con la construcción de una Refinería en Dos Bocas, mientras que el mundo se está moviendo hacia el uso de energías limpias y sustentables; el aislamiento de México de los Foros Internacionales donde fuimos grandes protagonistas y tantas cosas más.


Lo cierto es que, a pesar de todo lo transparente que ha sido, mostrándose tal como es en las mañaneras y en todos sus actos públicos, un buen número de mexicanos, 30 millones en 2018 y aproximadamente 14 millones hoy en día, han respaldado su ascenso y permanencia en la Presidencia de la República. Así que “no podemos pedirle peras al olmo” y si sabemos cómo es ¿para qué diablos lo elegimos?, es decir, hoy no podemos pedirle que cambie su forma de pensar anclada en el pasado, en un pasado priista donde aprendió de una Presidencia omnipotente, poderosa, absoluta y autoritaria. Aunque de ninguna manera estoy diciendo con esto que el Presidente AMLO esté bien, pues lo que para él, en su delirio, puede estar muy bien, para las grandes mayorías de mexicanos, educados, pensantes, clasemedieros y con aspiraciones podría parecer muy negativo, de tal forma que como sociedad debemos reconocer la parte de responsabilidad que nos corresponde al no levantar la voz y movilizarnos para detener la destrucción del país y por haber dejado en manos de un “desquiciado” como este las riendas de la nación.


Reconocerlo así y actuar en consecuencia podría significar el principio del fin del régimen de la 4T y del liderazgo del caudillo AMLO y, dependiendo de la alternativa que encontremos, podría significar también la salvación de México y nuestra reincorporación al mundo libre, civilizado y desarrollado del que AMLO nos ha venido excluyendo.

 
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