La política es tan predecible que basados en acciones que se repiten, actitudes asumidas desde el poder y en el análisis de la numeralia  derivada de las encuestas y procesos de votación, es posible para los analistas crear escenarios de prospectiva política de acuerdo con las tendencias que se observen en un determinado periodo y es el análisis de coyuntura y de prospectiva una ciencia tan certera que en determinado momento pueden calificarse de magos o profetas a quienes valiéndose del análisis de los números y de las tendencias que estos reflejan puedan predecir el triunfo o la derrota de una determinada fuerza política.

Así, en el año 2000, la tendencia del PRI mostraba una baja considerable en la aceptación de ese partido por parte de los electores, lo cual era consistente desde la elección  Presidencial de 1988 cuando el Lic. Salinas de Gortarti estuvo a “nada” de perder la elección frente al Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, la de Zedillo del 94, solo salvada por que los electores “victimizaron” al PRI después del asesinato de Colosio y posteriormente con la intermedia de 1997 cuando por primera vez en la historia el partido en el gobierno, el PRI,  este perdió la mayoría en el Congreso; y finalmente la tendencia que cuenta esta historia derivó en la pérdida de la Presidencia de la República por el PRI a manos de Vicente Fox y del PAN; hecho este que parecía increíble dada la historia de hegemonía del PRI durante gran parte del Siglo XX, desde 1929 al 2000. Generando la “sorpresa” y frustración de los priistas que no daban crédito a lo sucedido expresando que “no lo veíamos venir”

¿No lo veíamos venir?, ¡Por Dios! Pero si la tendencia era muy clara, las tuvieron frente a sí y optaron por ignorar las señales que indicaban que el régimen se venía desplomando paulatina y consistentemente, pero no hicieron nada, en la creencia absurda de que el régimen, como hasta hoy se dice que hizo en 1988, no permitiría caer al país en manos de un partido diferente al PRI.

12 años después el PRI tuvo una nueva oportunidad y aunque la administración de Peña Nieto, quien recibió esa segunda oportunidad no fue más corrupta e ineficiente que la actual, el hecho de no haber erradicado del todo la corrupción, a pesar de haber instaurado y fortalecido un Sistema anticorrupción con órganos independientes y autónomos como el IFAI, la CNDH, la CRE, la FGR y otros, asi como por no haberse podido adaptar a la nueva forma de comunicación política a través de las redes sociales, ocasionó que AMLO y MORENA le arrebataran el protagonismo en las redes y el discurso anticorrupción al gobierno, logrando con ello el respaldo del electorado en 2018, que le otorgaron a AMLO cerca de 31 millones de votos.

De esa fecha hasta nuestros días, la izquierda hecha gobierno ha venido perdiendo espacios ganados en la Presidencial de 2018 y así en 2021 MORENA y sus aliados obtuvieron no más de 21 millones de votos, es decir cayeron 10 millones aprox. mientras que  la oposición en su conjunto logró más de 22 millones en todo el país, no permitiendo al Presidente obtener la mayoría calificada en las Cámaras, la que le es necesaria para impulsar sus Reformas, así mismo la oposición ganó 9 de 16 Alcaldías de la CDMX, que era el bastión electoral de MORENA en el país, para llegar el día de ayer en la jornada electoral de Revocación a obtener apenas 14 millones votos a favor del Presidente, lo que representa una estrepitosa caída de más de 16 millones de votos respecto a la elección de 2018. Y hoy las muestras de júbilo y la negación de su fracaso  por parte del régimen y sus aplaudidores, me hacen recordar la caída del PRI en el 2000, la cual, como comentaba,  estuvo precedida de una corta historia de decadencia (del 88 al 2000) que los priistas no quisieron ver y que negaban fuera una tendencia clara hacia la derrota; si los priistas que hoy están en MORENA, conocedores y víctimas de esta historia, no dan el grito de alarma conminando al Presidente a dar un “golpe de timón” que lo lleve a recuperar la confianza de los electores de cara al 2024, entonces MORENA estará condenada a ser ave de una sola temporada, de un solo sexenio; y digo los priistas que conocen la historia, porque los políticos de nueva cuña adheridos al régimen no creo sean capaces de hacer prospectiva política que los lleve a concluir que , al paso que van , los días del régimen de la 4T están contados y no pasarán del 2024. A menos, por supuesto, que instauren de una vez por todas la dictadura.