Cuando el régimen del “chacal” usurpador Victoriano Huerta ordenó y ejecutó al Sen. chiapaneco Belisario Domínguez por denunciar en tribuna la saña con que Madero y Pino Suárez fueron sacrificados a manos de sicarios a las ordenes del sanguinario Huerta; teniendo que sufrir, Belisario, el encono del régimen del usurpador pues antes de ejecutarlo vilmente le cortaron  la lengua como mensaje de que debió haberse quedado callado para no tener que sufrir la furia del régimen, y como advertencia al resto de los Senadores de que “calladitos se veían más bonitos”; este fue un momento crucial de nuestra historia, cuando ni el mismo “fuero”, inmunidad parlamentaria e inviolabilidad del recinto legislativo pudieron detener el artero crimen de referencia pues el gobierno de Huerta, impuesto desde la ilegalidad de un artero crimen de Estado (léase Magnicidio), como lo fue, estaba convencido de que el enorme poder Presidencial era absoluto, inviolable, omnipotente, inapelable e impune.

Hoy a poco más de 100 años de esos abominables hechos la inviolabilidad parlamentaria vuelve a ponerse a prueba por medio de argumentos tan absurdos y retrógradas como que el hecho de no respaldar con tu voto en el Congreso una iniciativa del presidente, te convierte en un Traidor a la Patria.

Y es tan insostenible el argumento en el terreno jurídico que el régimen busca que ahora sea “el pueblo” a través de una Consulta Ciudadana el que determine si los diputados de oposición que votaron en conciencia contra la Reforma Eléctrica de Bartlett, deben ser llevados a juicio, lo cual resulta hueco a los oídos de los ciudadanos pues la gente ha sido bombardeada tanto con el tema de las “consultas” y la supuesta supremacía de la opinión popular que ha llegado a tal grado de devaluación el término que ya son muy pocos, los chairos incluidos, a quienes les emocionan esos procesos de democracia participativa pues, de tanto usarse, han caído en la cuenta de que realmente no representan un “darle el poder al pueblo” sino que solo son vulgares y burdos ejercicios de manipulación populista e incitación al odio y la polarización de la sociedad que en poco o en nada los benefician.

Tal vez es por ello que Mario Delgado, el títere Presidente de MORENA, lanzó primero la bravuconada de que llevarían a “Consulta Popular” si debería enjuiciarse a los legisladores de oposición por Traición a la Patria para que fuera “el pueblo” el que linchara públicamente y “cortara la lengua” a los opositores y no tuvieran que ser los funcionarios del régimen quienes se “ensuciaran las manos” como lo hizo, en su momento, “el chacal” Huerta; para luego poner reversa  diciendo que no habría tal Consulta pero que sí interpondrían 223 denuncias ante la FGR contra los diputados que votaron contra la Reforma de AMLO y Bartlett.

Es claro y evidente que las denuncias de marras no prosperarán pues no merecen siquiera la pena de abrir sendas carpetas de investigación, pero si acaso encontraran eco las denuncias en el sesgado criterio pro - régimen del Fiscal Gertz, es de esperar que ningún Juez de Control obsequiaría una sola orden de aprehensión ante semejante disparate, a menos que el asunto caiga en manos del corrupto Juez Felipe de Jesús Delgadillo Padierna.

Volviendo al tema de la desvalorizada Consulta, la constante decadencia en la simpatía ciudadana hacia el régimen: 30 millones en 2018, 20 millones en  2021 y 14 millones en  2022; me llevan a pensar que, de continuar esa tendencia a la baja, en la próxima Consulta, de realizarse esta, el régimen se quedará como el “Chapulín Colorado” arengando al grito de: “Síganme los buenos” sin obtener respuesta solidaria o el respaldo de un solo ciudadano, o quizá tan solo de unos cuantos que aun estén en espera de su pensión o dádiva del gobierno.