Esta semana, el análisis de coyuntura obligadamente nos remite a la narrativa del régimen que busca imponer la falsa idea de que si no estás con el Presidente , sometido a él, o si no te doblas y renuncias a tus principios ante la presión, moral, económica (por no recibir los moches que te ofrecieron), o porque no te rendiste ante las amenazas, calumnias, y eventualmente ante las agresiones físicas que te infringió el régimen a través de sus sicarios y/o testaferros, entonces eres un traidor a la Patria.
Al respecto es de analizar, en principio, que no porque lo diga y repita el Presidente y sus seguidores hasta el cansancio, una aseveración cualquiera se va a convertir en Ley vigente e inapelable pues ni el Dereho ni la Democracia funcionan así, de tal forma que una simple y mal redactada “cartita” de la bancada morenista en el Senado no convierte en traidores a quienes pensamos diferente de como piensan ellos y su Presidente, en este caso, ni siquiera los pensamientos más preclaros, justos y nobles, como podría ser la “palabra de Jesús, El Salvador” pueden considerarse Ley, pues son apenas normas o principios morales que no aplican a todos, excepto a quienes se adhieren a ellas, y sus consecuencias de ninguna manera pueden ser la pena corporal, la cárcel o la sentencia de muerte, sino únicamente el repudio público en el ámbito terrenal o el cielo o el infierno en el ámbito espiritual; pues para ello sería necesario elevar esos conceptos al nivel Constitucional o al menos al del Código penal.
Aunque nuestra legislación vigente contempla la Traición a la Patria como Delito Grave que amerita prisión y en casos extremos hasta la Pena de Muerte, es de la mayor relevancia reconocer primero a qué tipo de delincuentes, a qué delitos, o bajo qué circunstancias puede ser aplicable. De ahí viene deriva el fundamento del instrumento conocido como Fuero que ostentan los legisladores, Magistrados y Presidente de la República, pues garantiza que, en el ejercicio de sus funciones, los Servidores Públicos puedan actuar libremente de acuerdo a sus principios y convicciones, lo que los protege de la “venganza” o presión de cualquier régimen autoritario, ya sea de derecha, de izquierda o de centro, al sustentar que ningún diputado puede ser reconvenido ni juzgado por sus expresiones en tribuna ni por el sentido de su voto bajo ninguna circunstancia, por lo que ni siquiera denunciando a los 223 diputados que votaron en contra de la Reforma Eléctrica de Bartlett, podrían ser llevados a juicio por ello, de ahí que todos las calificativos de “Traidores a la Patria” que han estado circulando no dejan de ser simples calumnias y bravuconadas de los “matoncitos” de barrio que hoy en día están en el poder ya que de ninguna manera los diputados de oposición podrán ser juzgados por eso.
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Más allá de que la costumbre y la repetición solo se convierten en Ley cuando se crea Jurisprudencia en la Corte; de mis clases de derecho es de recordar al respecto a mi gran maestro Francisco Loyo Ramos del que aprendí el significado de jurisprudencia en latín cuando nos repetía: Inveterata consuetuto et opis juris necesitatis… “una vieja costumbre y una opinión jurídica que se necesita”
Por ello debemos sacar este debate del ámbito jurídico para centrarlo en lo eminentemente político y moral.
Veamos pues, ¿quién es más traidor la patria?:
- El que vota de acuerdo con sus convicciones y principios o el que atenta contra los más altos principios democráticos tratando de imponer su “santa voluntad”
- El que señala uno a uno los errores y desviaciones del régimen o el que menosprecia el Estado de Derecho con frases tan absurdas como “ a mí no me vengan con que la Ley es la Ley”
- El que hace uso de sus libertades de expresión, de reunión y de prensa consignadas en la Constitución o el que trata de proscribirlas con la intención de que solo su voz se escuche.
- El que se preocupa y denuncia los altísimos niveles de delincuencia en el país que han cobrado ya más de 120 mil muertos o el que protege delincuentes y renuncia a la persecución de los delitos, liberando narcos e imponiendo una absurda política de “abrazos , no balazos”
-El que se preocupa y promueve el fortalecimiento del Sistema de Salud o el que núnca se conmueve ni hace nada ante el escandaloso desabasto de medicamentos que ha cobrado la vida de decenas de niños con cáncer que han fallecido por su ineptitud, y ya ni hablar de los más de 600 mil fallecidos por el pésimo manejo de la pandemia de COVID.
Y finalmente:
- Los que se preocupan y levantan la voz ante el desastre ecológico que está generando la construcción del Tren Maya o los que arrasan con árboles, cuevas, acuíferos y cenotes burlándose y calificando de pseudoambientalistas a quienes defienden la selva de la irracionalidad y necedad del Ego Presidencial que cree que su idea de comunicar la península por tren es genial, aún a costa de la destrucción de un ecosistema que a la naturaleza y a un aerolito prehistórico le costó más de 65 millones de años construir.
Y podría llenar muchas páginas más con comparaciones de este tipo pero el análisis jurídico del tema sobre ¿quién es el traidor? se lo dejo a los Colegios, Barra y Asociaciones de Abogados para que nos ilustren sobre qué puede hacerse al respecto, mientras que la decisión sobre si estamos de acuerdo o no con el status quo, le corresponde a los electores definirlo en las subsiguientes elecciones, en las de este año, las del 2013 y por último en las del 2024. |