Más allá del Laicismo que debiera imperar en el país por mandato Constitucional, los pastores de la Iglesia Católica y de cualquier otra denominación religiosa, deben ser vistos (excepto Nassón Joaquín de la Luz del Mundo) como seres humanos respetables enfocados a hacer el bien, pugnar por la defensa de los Derechos Humanos  y predicar por la paz y la concordia entre sus feligreses o seguidores, por ello las palabras de consternación  del papa Francisco ante el artero asesinato de 2 padres Jesuitas, orden a la que, por cierto, pertenece el propio papa, en la sierra de Chihuahua, debe tomarse como un llamado diplomático de un Jefe de Estado de un país más, integrante del Concierto de las Naciones del mundo al gobierno de México para detener el clima de violencia que está desatada en nuestro país, llamado similar al que realizan otros gobiernos como el de USA o los de la Unión Europea para advertir a sus ciudadanos sobre el peligro que corren al visitar nuestro país, incluyendo a los estados de nuestra nación en una  “lista negra” de la que, hoy por hoy, solo se salvan Yucatán y Campeche.

Es por ello que comete un falta diplomática Jenaro Villamil de RTC al entrecomillar la palabra consternación en el irrespetuoso comentario que hizo sobre los términos que utilizó el papa Francisco en el mensaje donde se refirió a este lamentable hecho y, como decía en principio, más allá del tema del estado Laico, es de reconocer que en los mensajes papales siempre está implícito un sentimiento de nobleza, de lamento  por los hechos que señala y de real consternación y sufrimiento por la forma en que, de acuerdo con su fe, que es también la nuestra, se hace sufrir a Dios.

Entendiendo que la mentalidad de los comunistas es por convicción ideológica eminentemente atea, es relevante llevar este tipo de asuntos al terreno diplomático, sacándolos de la esfera religiosa para enfrentarlos y juzgarlos desde el ámbito de validez de las leyes del hombre, y estas son las que debemos exigir que se apliquen al caso que nos ocupa, persiguiendo, encarcelando y juzgando a los culpables, tal como debería estarse haciendo en todos los casos de muertes violentas que se han “disparado” en el país, las que suman ya más de 120 mil en lo que va de este sexenio, el que lleva apenas en 3 años y medio.

En ese contexto y ante mi convicción de que las autoridades actuales no tienen Temor de Dios, resulta irrelevante si los perpetradores de tantos crímenes como son: homicidios, violaciones, robos, extorsiones y demás, al igual que las impasibles y permisivas, si no es que cómplices, autoridades irán al cielo o al infierno una vez que mueran, pues lo importante en este plano terrenal es que puedan ser detenidos y juzgados por las Leyes de los hombres por lo que es de analizar qué castigo habrían de merecer quienes no cumplen ni una ni otra Ley, ni la de Dios ni la de los hombres, parafraseando al propio AMLO es de esperar que éste recapacite sobre qué pensarían las abuelitas y mamás de los delincuentes al respecto, ¿deveras creerá que con un nalgada suya se arrepentirán? o finalmente, es de preguntarnos ¿qué dice su cartilla moral sobre todo esto?

Y nuevamente parafraseando a AMLO, “no me vengan con que” el papa está de acuerdo con AMLO en su política de “abrazos, no balazos”, cuando dice que “la violencia no es el camino” pues estoy seguro que con esto se refiere a la violencia ejercida por las bandas criminales y no a la que el Estado puede utilizar para prevenir y combatir los crímenes en cualquier país, pues hasta el mismo papa debe reconocer la legitimidad del monopolio de la fuerza del estado para mantener la seguridad y el orden en el mundo, si no fuera así, hace rato habría desaparecido el cuerpo de la Guardia Suiza en su país, El Vaticano.