Enorme polémica se armó con el presunto plagio de la Tesis de Licenciatura de la Ministra de la SCJN, Jazmín Esquivel y aunque, en estricto sentido, discernir si se trata de un plagio o no debería corresponder exclusivamente al mundo académico con consecuencias únicamente sobre la validez del Titulo Académico que ostenta , así como de los grados que a partir de este hubiera alcanzado posteriormente como podrían ser Mastrías y Doctorados, la verdad es que se ha convertido en un asunto de interés nacional porque se trata de una Ministra que ha “levantado la mano” buscándo presidir el máximo órgano jurisdiccional de la nación que es la SCJN, donde uno de los requisitos para poder ser electa por sus compañeros Ministros es el de demostrar honorabilidad, honestidad y probidad por lo que no podría considerársele como una aspirante seria mientras no quede plenamente aclarado si puede ostentar el Titulo de Abogada y en consecuencia el cargo de Ministra.
Veamos, este no es un caso que pueda desestimarse con el “perdón” y “absolución” presidencial como pretende AMLO al decir que una simple nota de Loret no puede descartar a la Ministra como aspirante a presidir la Corte, en la creencia del presidente de que por haber desacreditado sistemáticamente al periodista, hoy ninguno de sus trabajos de investigación tienen validez y credibilidad, ya que con este argumento solo se siembra la duda pero no se echa abajo el hecho de que aquí pudo haber habido un plagio, y quizá podría justificarse que no hay delito que perseguir pues después de 30 años habría prescrito el hecho delictivo, pero lo que no prescribe es la deshonestidad que implica el hecho en sí mismo; pero tampoco puede ponerse a la Ministra en la hoguera porque debe gozar, además, de la presunción de inocencia que preservan nuestras leyes.
Por otro lado, tampoco es de un país civilizado argumentar que “otros han hecho cosas peores” en el pasado y por ello lo que hoy hacen es menos grave y por lo tanto no punible, pues es tanto como establecer que la ancestral costumbre de hacer cosas malas al margen de la Ley, justifica que hoy se sigan haciendo, creando con esto una jurisprudencia alterna, valida solo en lo que favorece la antijuridicidad e ilegalidad de los actos cometidos por los actuales gobernantes.
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Y finalmente resulta absurdo, por ridículo y poco serio el argumento de AMLO de que habría que determinar ¿quién plagió a quién? Pues la propia lógica jurídica nos dice que “primero en tiempo, primero en derecho” y la lógica simple que la segunda en publicar sería la plagiaria y el primero el plagiado ya que no puede plagiarse una idea que aún no existe o aún no ha sido publicada, lo que me recuerda a Facundo Cabral cuando sarcásticamente decía que García Márquez le plagió “Cien años de soledad” aprovechándose de que a él todavía no se le había ocurrido.
En conclusión, este es un asunto de particular relevancia que debe ser resuelto a la brevedad por la UNAM y por el área de Registro de Profesiones de la SEP, ya que los primeros días de enero deberá elegirse al nuevo presidente de la Corte, la primera determinando si realmente existió el plagio y la otra cancelando en consecuencia la cédula profesional de la Ministra en caso de que la Máxima Casa de Estudios determine que si hubo tal plagio o fraude. |