Sí, por supuesto que las feministas tienen muchos motivos para protestar y manifestarse; las estadísticas que muestran que el número de feminicidios alcanza la escandalosa cifra de 12 cometidos por día, que el mayor número de desapariciones de personas en nuestro país sean mujeres, que existan infinidad de niñas levantadas con fines de trata y el perverso propósito de convertirlas en esclavas sexuales, así como otras muchas aberraciones, provoque que no se sientan seguras saliendo a la calle por temor al acoso y abuso por parte de los hombres; todas estas razones justifican por si solas las causas de su enojo y sus airadas protestas; sin embargo nada justifica que so pretexto del coraje y desesperación que esto causa, que algunas se desahoguen y canalicen su furia, la que en principio es entendible, en la destrucción de bienes públicos y privados de la ciudad, sobre todo cuando las Leyes han evolucionado para protegerlas y no son las instituciones las que las agreden, sino un machismo que puede ser contenido con la ley en la mano y que no ha terminado por erradicarse en el país.

Al respecto hoy me voy a referir a algunos aspectos que, sobre los procesos de selección de candidatos a la gubernatura de EDOMEX y Coahuila, me han puesto a pensar; Veamos, para este proceso se estableció que un estado debería ser para una mujer y el otro para un hombre y ante la pasividad, resignación, pusilanimidad o como se le quiera llamar de los políticos varones del EDOMEX que han aceptado sin chistar la medida, he venido reflexionando si es justo, legal y correcto imponer, no solo a los políticos, sino también  a los electores, una paridad de género que les cierra las opciones para decidir a quien le dan su voto, reduciéndolas solo a muy pocas opciones, que no forzosamente serían de su preferencia.

Y a riesgo de que se me considere misógino, antifeminista, machista, promotor del patriarcado, etc., que no lo soy, quiero aclarar mi posición al respecto:

En principio soy un férreo crítico de todo tipo de discriminación y defensor del principio Constitucional de igualdad ante la Ley que señala que: hombres y mujeres son iguales ante la Ley, y el de no discriminación por razones de raza, ¡¡SEXO!!, religión, preferencia sexual o política, etc., así como el que señala que todos los ciudadanos tienen  derecho a votar y ser votados y, en mi opinión, las “cuotas de género” restringen ese derecho y es por ello que los morenistas, por ejemplo, al no contar con cuadros femeninos que tengan una mejor imagen por capaces, eficientes y preparadas, tienen que “Chutarse” como candidatas a Delfina, una delincuente electoral consumada, con tremenda sentencia del Tribunal Electoral en su haber, o eventualmente tendrían que aceptar a la Nahle en Veracruz, quien mayor daño no podría estar haciendo al erario con las irregularidades y sobrecosto de Dos Bocas; y no dudo que tanto aquí como allá, existan hombres muy bien posicionados ante la opinión pública y sobre todo ante los militantes de su partido que puedan ser mucho más competitivos que ellas, como Ahued por ejemplo.

 A mi parecer la equidad de género no debería ser aplicada a posiciones de elección popular porque, como antes señalaba, conculca derechos políticos de los hombres e impone restricciones al principio Constitucional de que todo ciudadano mexicano tiene derecho a votar y ser votado. Lo del género que tenga quién gobierne debería dejarse al criterio de los votantes al ejercer su libertad de elegir a quien votar de entre las opciones que se les presenten, y si lo hacen por el hombre o por la mujer, por el joven o el maduro, por el académico o por el analfabeta, por el gordo o por el flaco, rico o pobre, guapa o feo, por el populista o por el popular, etc., debe ser una decisión libre de los electores y no una imposición por razones de género, cuya aplicación me parece una forma de discriminación tanto para hombres como para mujeres pues no podemos soslayar que en el sentido contrario, también han quedado en el camino mujeres muy valiosas porque en su momento tuvieron que decirles: “usted disculpe pero, la posición le corresponde a un hombre”. Y ya estaría en las propias candidatas la decisión de acudir a los tribunales, en este caso al TRIFE para reclamar que les sean restituidos sus derechos cuando consideren que han sido excluidas por el simple hecho de ser mujeres.

No tengo memoria de que un hombre hubiera emprendido algún día un juicio para que le fueran restituidos sus derechos políticos consagrados en la Constitución al haber sido víctima de la aplicación de estas medidas de género, pero creo que cualquier reclamo al respecto podría estar bien fundado y motivado, atendiendo a los principios aquí expresados.

Finalmente me declaro defensor y fan de las mujeres, SI, de las mujeres que son patriotas, buenas servidoras públicas, excelentes profesionistas, moralmente superiores, solidarias, eficientes, cultas, elocuentes, femeninas- que no feministas-, leales, cercanas a la gente, buenas madres, buenas esposas, buenas hijas y sobre todo muy buenas ciudadanas, esas son las que, de forma natural y no impuesta,  deberían estar al frente del gobierno y de la sociedad, porque estoy seguro que existen un sinnúmero de féminas que en el terreno electoral le darían la 5ta. y las malas a cualquier hombre y por ello digo con convicción:

 ¡¡ARRIBA LAS MUJERES!!

¡¡BENDITAS SEAN!!