Cuando en el PRI nos decían que los militantes y dirigentes estaban forjados en la Escuela Revolucionaria de valor, honestidad, lealtad a la patria, institucionalidad y respeto a los más altos valores de la sociedad y que gracias a ello habíamos logrado oonstruir un país de instituciones, como el IMSS. el ISSSTE, el INFONAVIT, PEMEX, CFE, y más recientemente el IFE y la CNDH, así como un país de oportunidades para todos (al que algunos llamaron “el sueño mexicano”), y sobre todo cuando vimos como nuestros padres y abuelos consiguieron una estabilidad económica basada en el esfuerzo y en un trabajo arduo y fecundo que les alcanzaba para mantener grandes familias que incluían hijos, padres y abuelos, y que les permitía además dejar herencias materiales y espirituales o sea de valores, educación y respeto a sus familias y a la sociedad, en resumen, de gente respetable; nos convencimos de que México, con todos los problemas inherentes a una sociedad plural y en desarrollo, es un gran país, fundamentalmente por su gente buena y trabajadora.

Sin embargo, cuando fuimos testigos de que personajes como el Presidente Miguel Alemán, o  José López Portillo, terminaban sus periodos con una gran riqueza material y enormes  fortunas conseguidas al amparo del poder, con contadas excepciones como la del muy austero y honesto Don Adolfo  Ruiz Cortines ycuando vimos también a otros más como Diaz Ordaz y Echeverria, terminar con una pésima imagen de autoritarios y represores; comportamiento secundado luego por gobernadores como Fidel y Duarte; también con contadas excepciones como la de Don Agustin y Don Patricio Chirinos que administraron con gran honestidad y austeridad el estado; fuimos entendiendo por qué los mexicanos fueron perdiendo la confianza en los políticos priistas, en principio, y luego en toda la clase política, con la consabida consecuencia de la perdida del poder, como producto de un muy justificado hartazgo ciudadano que no hizo distinciones entre algunos muy buenos gobernantes y los corruptos que desprestigiaron a su partido en particular y a la clase política en general, generándose la creencia de que “son todos iguales”.

Todo esto sucedió en un muy largo proceso de decadencia del Sistema Político de cerca de 80 años, decadencia que ilustres pensadores y extraordinarios mexicanos como Carlos Fuentes, advirtieron desde los primeros periodos de la institucionalización de la Revolución, reflejando en novelas como “La Muerte de Artemio Cruz” la descomposición de la mentalidad de los Generales en el gobierno que instauraron desde la primera mitad del siglo XX las grandes operaciones de corrupción que México ha sufrido hasta ahora.

 Hoy en día, a tan solo 4 años de iniciado un supuesto gran proceso de transformación de la vida nacional, nos encontramos con que el hartazgo ciudadano amenaza nuevamente con dar la espalda a los actuales gobernantes porque, como dicen los asaltantes de las combis ¡¡YA SE LA SABEN!!...¡¡YA SE LA SABEN!! y al identificar que las ratas que hoy gobiernan no solo son peores, sino además, desesperantemente cínicas y mentirosas y que el proceso de descomposición y putrefacción del Sistema que al antiguo régimen le llevó casi 80 años en traducirse en un total hartazgo y rechazo de la  sociedad, al actual régimen le ha llevado tan solo 4 años para alcanzar y superar al anterior; lo que nos hace pronosticar una nueva alternancia en 2024, donde MORENA quede rezagada como “Flor de un día”, cuando la gente de bien que construyó este gran país y donde por supuesto no estarán incluidos los políticos corruptos del pasado, volverán a tomar las riendas, estableciendo nuevamente los principios políticos,  morales y humanitarios de nuestros padres y abuelos que nunca, ni antes ni ahora, debieron ser desterrados de nuestra gran nación.

Así que: por el bien de México esperemos que así sea.