[Este asunto de las aguas alegres me recordó el caso de un señor que ve desde la ventana de su recámara en el primer piso cómo se aleja el novio de la hija, después de que estuvieron un buen rato en la sala.
[—Oye Sinforosa —le comenta airado a su mujer—, este canijo de Robertón se hizo en el pavimento frente a la casa, y no contento con eso, escribió su nombre en el piso con la orina.
[—Pues qué descarado —se indignó también la señora—. Hay que comentar eso con Forosita.
[—Pero eso no es todo —replicó iracundo el indignado progenitor—, el nombre está escrito con la letra de tu hija.]
Bien, pues serán muy orgullosos con su sistema genital los mexicanos y los hombres de otras nacionalidades, pero resulta que hacerlo sentado tiene grandes beneficios para la salud.
Lo primero que dicen los urólogos es que la posición en la taza permite que se relajen los músculos del esfínter de la vejiga y los del suelo pélvico, con lo que se garantiza una micción que desaloje el riñón por completo.
Además, el esfuerzo de hacerlo de pie pone en predicamento la próstata. Aunque no se han hecho estudios clínicos que demuestren la relación directa de esta forma de orinar con la propensión al cáncer, hay indicios geométricos de que hacerlo sentado es mucho menos agresivo para el sistema urinario masculino.
Cosas de la vida y del adelanto de la medicina, pero en estos tiempos ya resulta que ser muy machito al ir al baño tiene consecuencias perniciosas para la salud. Quién se lo iba a imaginar.
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