Entre bromas les pregunté si entonces los había unificado y coincidieron que sí. Que era necesario demostrar el músculo para que se dejara este precedente, enalteciendo la figura del Congreso local.
Volvieron a repetir el nombre de Victoriano Huerta y esos pasajes de la historia nacional que me obligaron a estudiar a este personaje y encontré en la página de “Altavoz” lo siguiente:
“Era una noche de octubre de 1913 y el Senador Belisario Domínguez se encontraba en su habitación de su hotel cuando fue sacado y llevado al cementerio de Xoco en Coyoacán en la Ciudad de México donde fue asesinado a punta de balazos, no sin antes que le cortara la lengua su enemigo profesional, el Dr. Aureliano Urrutia, con el fin de enviársela al entonces presidente, Victoriano Huerta. Tras darse a conocer los hechos y que Huerta había estado detrás del asesinato del Dr. Domínguez, Victoriano disolvió el Congreso y mando encarcelar a 90 diputados.
Con ese oscuro capítulo de la historia posrevolucionaria de México, en 1917 nació la figura de la inmunidad procesal o mejor conocido como “fuero”.
Muchas veces había escuchado el nombre de Victoriano Huerta, pero ahora tuve que conocer todas las traiciones que llevó a cabo este caballero, que realmente fue una fichita en ese episodio de la historia.
Bueno eso sucedió en 1913, es decir, hace 103 años.
Hoy es otro México, otros sus habitantes y evidentemente otros sus diputados y senadores. Obvio, otros sus gobernadores y presidente. ¿Será?
¿Los próximos diputados deberán estar preparados para situaciones similares?
Estos diputados de la LXIII Legislatura se van a retirar en unos cuantos meses y vendrán los otros, los nuevos, los que ganaron en las elecciones del 5 de junio donde se ven caras nuevas y otras no tanto, que tendrán que imponer su criterio, porque nadie lo inventa o falsea, ellos están viendo lo que sucedió estos dos días (miércoles y jueves) y no creemos muchos veracruzanos que el comportamiento del gobernador electo e impugnado vaya a ser distinto.
Solo es cuestión de esperar y quisiera realmente equivocarme en estas apreciaciones, pero si vemos que todavía no toma posesión y le exige al Congreso como debe comportarse, imagínese usted cuando se tengan que aprobar algunas de sus iniciativas y alguien se oponga o no alcance la votación, como se van a poner las cosas.
Y apenas el martes Yunes Linares asistió a la cena que se sirvió en el Casino Xalapeño, con motivo del Día del Abogado y los comentarios de algunos de los asistentes fueron en el sentido de que se mostró esa noche muy distinto, muy amable, sonriente y se atrevieron a decir que no era el mismo Yunes que conocieron el siglo pasado.
Incluso dijeron que cuando tomó la palabra no quiso leer ningún discurso y advirtió que iba a decir lo que le saliera del corazón. El tema fue eminentemente jurídico y solo hizo un reconocimiento al presidente Enrique Peña Nieto por haber detenido algunas iniciativas con las que no estaba de acuerdo.
Eso fue el martes por la noche, pero al otro día volvió a la carga y se le fue encima con sus agresiones al presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, Juan Nicolás Callejas Arroyo, con quien había estado el día anterior dialogando en las oficinas de la Legislatura y hasta foto del recuerdo se tomaron en esa ocasión.
Solo es cuestión de respeto y elevar el nivel de discusión
Tal vez no estaríamos viendo todo este escenario si las cosas desde que supo del triunfo, aquel 5 de junio, se hubieran hecho con respeto y sin amenazas al gobernador en turno, pero no perdía oportunidad para lanzar esas declaraciones incendiarias y dice una ley de Isaac Newton “A toda acción corresponde una reacción de igual magnitud pero en sentido contrario”.
No nos gustaría a muchos veracruzanos que esta situación continúe estos cuatro y medio meses, porque el propio Yunes Linares llegaría desgastado, su imagen puede tener muchos admiradores pero no todos coinciden con ese comportamiento, incluso reconocidos panistas y perredistas deben estar preocupados, por la descomposición social que se sigue incrementando con estas acciones.
Fondo es forma, se ha dicho en muchas ocasiones. Tal vez las intenciones de Miguel Ángel Yunes Linares no sean malas, pero a la hora de plantearlas se distorsionan en la percepción de las personas.
Lo mismo que le dijo al profesor Callejas Arroyo lo pudo haber dicho con otras palabras y tal vez hasta lo hubiera convencido, pero la agresión por delante no convence a nadie.
Pude escuchar hace muchos años los discursos de Yunes Linares y realmente son buenos, son llenos de ejemplos, con mucha información de por medio pero el problema es que el hombre es impulsivo por naturaleza, ahí es donde se provoca la fractura entre el emisor y el receptor.
Por qué es importante hacer estos señalamientos se preguntará usted, bueno es que nuestra sociedad es un todo, el pueblo y el gobierno interactúan y sencillamente más que exhibir ese comportamiento, la idea es que el mismo funcionario se entere de la forma como se observa desde enfrente la forma de conducirse.
Un político debe reunir más atributos que el resto de los humanos
Tan fácil que es apegarse a las normas no escritas de la convivencia, las buenas relaciones, las frases que no deben pasar de moda como gracias, con permiso, el saludo, la despedida y tantas formas de poder ser amable ante los demás.
Cada quien es libre de comportarse como quiera, pero un político debe reunir más atributos que el resto de los humanos, es el que se distingue por sobre el resto de la sociedad.
A lo largo de este oficio he conocido a muchos políticos y he aprendido de ellos muchas cosas, sobre todo por la forma de hablar y explicar un tema.
Muchos recordamos al licenciado Juan Maldonado Pereda, Miguel Alemán Velasco, Fernando Gutiérrez Barrios, Heberto Castillo Martínez, con quien sostuve extensas pláticas sobre la izquierda, Don Cesar Leal Angulo, lo recuerdo como un auténtico caballero, defensor de la doctrina de Manuel Gómez Morín, pero que le puedo decir del Ingeniero Alfonso Gutiérrez de Velazco, político y empresario intachable, congruente con lo que decía y hacia, Fidel Herrera Beltrán y otros que se me escapan de la memoria, pero que una entrevista con ellos era una enseñanza porque finalmente algo aprendíamos que venía de sus palabras.
De todos ellos aprendimos mucho sobre todo el respeto a la libertad de opinión y su apertura a la crítica.
Esos discursos o entrevistas se daban en un marco de sencillez, amabilidad y paciencia porque esta última virtud debe ser muy arraigada a los políticos, que algunas veces abordan los temas de manera arrebatada, disparatada y atropellada. Solo trato de opinar de acuerdo a la experiencia que he logrado en más de 30 años de ejercer esta actividad. |