De cara a la elección del 4 de junio, los procesos internos partidarios muestran lastimosos espectáculos de variada intensidad dependiendo del nivel de presencia que tienen los partidos, pero en los que muestran mayores oportunidades para enfrentar la próxima competencia se han presentado gritos y sombrerazos por las insatisfacciones de grupos que se inconforman con sus procesos internos de definición de candidaturas.
Prácticamente ninguna de las fuerzas partidarias que disputarán los espacios municipales han sido ajenas a protestas de descontentos de militantes o no que buscaban el cobijo de algunas siglas para plantarse en la disputa electoral.
La vida interna de los partidos que aspiran a representar los intereses de todos es vista por amplias mayorías como el referente de los nichos de interés de grupos que calculan en función solamente de lo que a ellos convenga, vacíos de propuestas sea por desdén o ignorancia, se enfrentan en una descarnada disputa que lastima y ofende a una sociedad y a un electorado que mira con desprecio el circo de una definición de candidaturas endebles por su origen y condición.
Escándalos, denostar, descalificar al rival, señalar a los órganos internos de corrupción e intromisión de agentes externos son referencias de los bajos niveles de comportamiento o compromiso para procesos que se asumen como democráticos, donde lo menos que se observa son rasgos de civilidad y concordia.
La elección en puerta requiere planteamientos responsables, propuestas serias, perfiles con capacidades para dirigir y encabezar transformaciones municipales, sin embargo con lo hasta ahora mostrado por los partidos políticos pareciera haberse privilegiado la disciplina, la negociación facciosa, el interés económico o la sumisión que da oportunidad a la manipulación o el control.
Las candidaturas resultantes de estos sucios procesos internos no ayudan a imaginar cambios significativos en el comportamiento de las próximas representaciones municipales, por lo que solo nos queda ser más socialmente activos y responsables del devenir municipal, como la única posibilidad real de mejorar los gobiernos locales y nuestros ámbitos de vida cotidiana.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
¿Festejar los primeros cien días legislativos? pero que necesidad. |