Eso produce una impotencia enorme y los políticos deberían darse por aludidos.
Pedro Almodóvar.
El próximo 4 de junio se elegirán 212 presidentes municipales, 212 síndicos y 630 regidores, la clientela electoral suma 5, 584,171 electores, de los que un poco más de 2.8 millones son mujeres, se prevé una participación cercana al 60% del electorado, votando en 10,219 casillas que serán instaladas en la entidad.
Dos coaliciones, una parcial del PRI-Verde que estarán juntos en 177 municipios correspondiéndole al PRI designar a 142 candidatos y el Verde a 35; la segunda coalición es total entre PAN y PRD, los que acordaron designar a 142 y 70 respectivamente.
El resto de los institutos políticos irán solos con sus candidaturas, sumándose los 61 candidatos independientes que lograron acreditarse para contender. En la mayoría de los municipios, las boletas aparecerán con más de 5 propuestas políticas para que los ciudadanos veracruzanos decidan.
El OPLE calcula un costo por voto de 180 pesos, a decir de ellos, diez pesos más barato que el año pasado, indicando que con la reducción se sigue garantizando la certeza a los ciudadanos en cuestión de transparencia y democracia.
La danza de las caras sonrientes, los apretones de manos, los abrazos y besos reaparece. La contienda obliga a ser dicharachero, bailador, humilde, a parecer cercano con los consumidores electorales, obligando a tocar la tierra a los que siempre miran por encima del hombro.
Porque la afanosa búsqueda de votos no se apuntala en propuestas serias, en la presentación de los rumbos sobre los que se enfrentarán las problemáticas particulares de los municipios. La generalidad apuesta por el lugar común de la “simpatía” personal, del dinero que compra, temas generales y promesas incumplibles pero que consigan adeptos haciendo mella en los más frágiles.
Los candidatos de partidos llevan consigo, para bien o para mal, sus referentes partidarios, sus posiciones de control político, los recursos que manejan, reconocimientos o popularidades de sus referentes nacionales o estatales, donde sus élites deciden y la atención de las dificultades municipales pasan a segundo término.
A la luz de las candidaturas que ya se han concretado, me parece difícil pensar positivamente en la resolución de los problemas del ámbito municipal veracruzano, pues de base se requieren ejercicios municipales sensatos y comprometidos con la planeación, la transparencia. Es urgente desarrollar la capacidad de los ayuntamientos que reconstruyan nuestros entramados sociales e institucionales desde la definición y concreción de políticas públicas municipales que garanticen enfrentar la corrupción y generar confianza ciudadana.
Ustedes como ven.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Desempleo, más informales que formales y el 60% gana menos de 2 salarios mínimos. ¿Hay algo que celebrar como país el Día del trabajo?
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