Las campañas electorales municipales en Veracruz van a la mitad y han pasado estos días sin pena ni gloria, a veces parecen inexistentes. Es el momento de los candidatos para hacerse presentes, para acercarse a los votantes, sin embargo los debates de propuestas e ideas no se encuentran funcionando como promoción electoral.
En realidad parece no haber nada en un ejercicio democrático que no ha logrado llamar la atención de una sociedad más lejana de lo que pudiéramos suponer, débiles campañas y fríos candidatos que no logran prender o atraer.
Permea un ambientillo de decaimiento social, de temores y desconfianzas, de igualamiento de los partidos y sus candidatos como sujetos públicos de nula credibilidad frente a un muy bajo reconocimiento de las candidaturas independientes que en su mayoría presentan a políticos que se presentan como “ciudadanos” para desligarse de sus historias públicas y personales con un discurso de rompimiento de las formas tradicionales que los hace contradictorios, en muchos casos oportunistas y en el colmo como cínicos aventureros en el rio revuelto.
Veracruz, con mucho, merece más que lo que ahora se presenta de participación para una elección donde los abandonos sociales y conformismos evidentes se hacen presentes, donde el desencanto vuelva a ganar, no es fácil pensar que de acuerdo a datos de intensión de posibles votantes tengamos en perspectiva estar en alrededor del 50 % de participación, no es casual los hechos cotidianos muestran una realidad política que ahonda en los vicios y en la reproducción de la simulación que sin embargo engaña cada vez menos pero que alimenta el alejamiento.
En el abandono social y ciudadano de estas campañas anodinas, los problemas se acentúan al finalizar las gestiones de gobiernos locales, en muchísimos casos, ineficientes y corruptos, de integrantes de cabildos sinvergüenzas que gozaron de prebendas financieras y del ejercicio de poder que les exigió nada y que les fraguo ganancias a costa del deterioro de posibilidades de obras y servicios que seguirán esperando miles en colonias y comunidades.
No hay dudas respecto del diagnóstico y los escenarios de futuro no son halagüeños, pues los municipios siguen carentes de obras y servicios de calidad gracias a cabildos y administraciones miopes, ignorantes y corruptas, sin embargo lo preocupante es que ante una nueva oportunidad para cambiar se planteen la continuidad de más o peor de lo mismo, lo que conlleva a pensar en nuestras responsabilidades compartidas como hacedores de personajes y formas de comportamiento que tanto daño han hecho y seguirán haciendo si continuamos en nuestras apatías y miedos, en nuestras omisiones y conforts.
Desde el lugar que nos toque y más allá de quienes al final resulten ganadores, el reto está en el comportamiento de una sociedad que al menos hasta ahora ha dejado manos sueltas a los que gobiernan.
El ejercicio democrático del próximo 4 junio no es toda la vida democrática ni la elección final; en la vida democrática hay mucho más que una fecha, independientemente de lo trascendental de la jornada, porque en la vida democrática y las formas de participación está también nuestra capacidad de elegir y comprometernos como ciudadanos para exigir que nuestros servidores públicos, nuestros representantes políticos mejoren su desempeño en los ejercicios públicos, trabajen con transparencia y rendición de cuentas, impidiendo a quien obtenga el puesto, continúe con los arrebatos de impunidad y mal gobierno, ni más ni menos.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
El caso del cobro de estacionamiento de las ánimas, en Xalapa, una muestra más de la impunidad de los empresarios y la complicidad del ayuntamiento.
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