Que dirá ¿el rico, el medio rico o medio pobre, o el pobre?
Me atrevo a pensar que ninguno de los cuatro candidatos, reúne los requisitos que cada ciudadano cree, deben tener para satisfacer los caprichos de nuestra sociedad, quienes por años ha guardado un sentimiento que solo pueden expresar cómodamente en las urnas y ahora por la vía del internet.
Es por ello que no vota el cien por ciento de los enlistados debido, a que no se identifican con las propuestas que registran los partidos y ahora los disque ciudadanos independientes, superando el estigma ochentero del ¿para qué voto, si de por si ganan los mismos?
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Las capas de la sociedad mexicana están enmarcadas y cada una de ellas tiene un concepto de las cualidades y virtudes que debe tener un presidente de la republica, por un lado está la sociedad pudiente esa, que por la razón que usted guste y mande tienen todo el dinero del mundo, que son mexicanos como usted y yo, que se alegran que un boxeador mexicano gane una pelea al gringo o a cualquier otro aunque sea tercermundista o cuando la selección de futbol juega y gana a una potencia mundial.
La clase pudiente busca tener un presidente que los deje invertir dinero en México, crear negocios y ganar dinero si, mucho dinero, gozar de lujos y comodidades, buscar que a través de organizaciones altruistas apoyen causas sociales del sector opuesto si, los que menos tienen y lo mejor, crear empleos para otro sector si, ese que busca estabilidad existencial.
Esta la clase media, entre ellos los intelectuales que viven del erario disque descubriendo algo, los profesores de buen nivel, los comerciantes que invierten y trabajan más que cualquier asalariado con horario fijo de trabajo, los burócratas con empleo de base, quienes se hacen de sus bienes poco a poquito y la larga logran estabilidad existencial.
Por último tenemos a los que menos tienen, esos que trabajan y trabajan todos los días, cuando logran un empleo aunque sea temporal, que viven arrimados, pagando renta o se arriesgan a la invasión de lotes para así hacerse de un lugar donde vivir. Y de plano existen aquellos que no tienen nada, ni siquiera para comerse un taco todos los días.
Es así como la rosa de Guadalupe y a cada quien su santo series televisivas, que no solo abonan a la ignorancia sino también amainan su pesar, además con la mesías político que les ha prometido la tierra prometida en nuestro país México, la efervescencia electoral en las redes se encuentra a todo vapor, se ha convertido como la fuerza coca cola que cura hasta un dolor de muela si con fe se la toman. ¿Qué no?
adidas.johan62@gmail.com Lic. Inocencio Martínez Cortes |