Hace año y medio metieron a la cárcel a un sujeto que ha sido señalado como el ladrón más grande que ha tenido Veracruz en su historia reciente. ¿Esto hizo temblar a los políticos corruptos y arrepentirse de ser tan bandidos? ¿Juraron contritos que ya no robarían? ¡Qué va, por el contrario!, más de 160 gañanes (entre alcaldes y ex alcaldes) tratan de emular sus hazañas.
La Cuenta Pública del 2017 arrojó que 19 ayuntamientos endeudaron a sus municipios por varios años y con cantidades multimillonarias, al contratar el servicio de alumbrado público a empresas “patito”.
Estos proveedores existen, es decir, no son empresas fantasma. Pero sí son empresas de dudosa laya que están violando la ley al carecer de registro ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Estas empresas no pasaron por un proceso de licitación, se infiere que mediante una módica mochada se entendieron directamente con los 19 alcaldes y sus cabildos, que aprobaron pagarles más de 608 millones de pesos sin que les importara el daño patrimonial que causaron.
La Cuenta Pública de 2017 arrojó además que en 153 municipios se detectó otro presunto saqueo del dinero público que en conjunto suma Mil 102 millones de pesos.
En síntesis, alcaldes y sus achichincles de 172 municipios de los 212 que tiene Veracruz, atracaron en números redondos Mil 711 millones de pesos del erario en un solo año.
Pero aguas ¿eh? que el Orfis los va a investigar.
Y sí, los llamará a cuentas y los que no se hayan pelado se presentarán amparados y con abogados, comenzará el estira y afloja, la negociación: “Es que no mamss cabrón, te fuiste grueso con la lana, pero móchate con tanto y ahí que muera el asunto”. Y al cabo de unos meses la dependencia redactará un comunicado donde asentará que el Ayuntamiento del municipio fulano “solventó a satisfacción las observaciones” de la Cuenta Pública bla bla bla y listo.
Y se irán esos ladrones y vendrán otros a prometernos que ahora sí se acabará la corrupción, el latrocinio, la inseguridad y la violencia. Y nos verás lector, yendo de pendejos a darles nuestro voto para que a la vuelta de la esquina nos vuelvan a robar y a saquear, en un círculo vicioso que nomás no tiene fin.
Si James Gadsden viviera se daría cuenta que nada ha cambiado en México. Si en su tiempo padeció a Santa Anna, los tataranietos políticos de este hijo de su sexoservidora madre han resultado peor, mucho peor, que Su Alteza Serenísima.
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