Si México está en la lista de los seis o siete países más visitados del mundo, para qué buscarle tres pies al gato, es mejor que el gobierno vigile, supervise y concesione esta mega obra. De esta forma no se tirarían a la basura los miles de millones de pesos que ya se han invertido en ella y se evitaría la lluvia de amparos contra la cancelación de contratos que se avecina.
Además, si hubo corrupción en los trabajos realizados hasta el momento, es preciso investigar y proceder contra los responsables, sean contratistas o servidores públicos.
De lo contrario, si se cancela, transcurrirá un sexenio más sin el nuevo aeropuerto, no se hará ni en Texcoco ni en Santa Lucía por insuficiencia de fondos y de tiempo.
¿Demolerían todo lo que se ha edificado? ¿Cuánto costaría? ¿Qué tiempo llevaría diseñar el proyecto y construir el nuevo aeropuerto en Santa Lucía?
Entonces para qué tanto brinco, lo más inteligente es que le entren empresarios con su lana, bajo supervisión del gobierno, y se concluya el moderno aeropuerto donde se lleva ya un avance importante.
El mejor negocio del mundo es donde todos resultan beneficiados. En este caso el ganador será México, los mexicanos.
Recordemos que mal empieza la semana para el que ahorcan en lunes.
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