Y qué mejor ejemplo para demostrar lo que digo que el reciente fallo en contra del Matrimonio Igualitario por parte de los legisladores del estado de Sinaloa. Con 18 votos a favor y 20 en contra, esta iniciativa de ley que buscaba modificar los artículos 40 y 165 del Código Familiar del Estado en esta entidad, no pasó.
¿Qué representaría si hubiera sido aprobada? En pocas palabras, que personas del mismo sexo puedan contraer matrimonio, pero ojalá fuera algo tan sencillo como eso. Empezando porque la palabra «matrimonio» tiene un significado y es contrario a la unión entre dos personas del mismo sexo, pero bueno, es un pormenor que se soluciona cambiando el nombre a «unión civil» y ya.
No obstante, hay detalles que sí son importantes y dignos de analizar. Sin emitir mi opinión al respecto, puedo decir que ambas posturas son debatibles…
A favor implicaría, además de la unión civil, adquirir derechos y obligaciones por y para el Estado. Es decir, podrían tener un documento que avale la unión, compartir un seguro social, compartir patrimonio y podrían intentar adoptar, entre otras.
El voto en contra se sustenta (principalmente y además de otros factores) en que no se logre el último punto: la adopción. Pues se ha estudiado y debatido mucho al respecto de que no existe el derecho a adoptar; existe el derecho de ser adoptado. Esto es, que el niño o la niña tienen el derecho de recuperar o adquirir la naturalidad de una familia: un padre y una madre, no al revés. El derecho no es para el adulto, es única y exclusivamente para el menor.
Sabiendo esto es bastante comprensible porqué es un tema polémico y porqué es necesario el debate al momento de legislar este tipo de iniciativas.
Ahora bien, ¿cuál es el problema del fallo en el Congreso de Sinaloa? Que los militantes de la Ideología de Género, al no obtener lo que querían, buscan coartar la libertad de los legisladores que votaron en contra y eso es algo muy grave.
Lo normal sería que, al no lograr que su iniciativa pasara, lo intentaran otra vez y ya, ¿no es así? Pues la Ideología de Género es intolerante y tirana; no acepta un «no» como respuesta, sin importar de quien venga, no le interesa. Sólo le importa que se cumpla su voluntad a costa de lo que sea.
Prueba de ello es que ahora, con todo el poder del Estado, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena abrió un proceso de oficio contra los y las diputadas que votaron en contra de la iniciativa.
Lo anterior se debió a que la Secretaría de la Diversidad Sexual de Morena pidió, por medio de un tuit, que se atendiera de oficio el actuar de «los diputados antiderechos que votaron en contra del matrimonio igualitario», puesto que «siguen sin entender que en el proyecto y partido no permitiremos ninguna conducta discriminatoria». ¿Lo ven? No miento. No aceptan la libertad de pensamiento de nadie. O estás conmigo o estás contra mí; no hay grises, sólo blanco y negro.
Por esto es que yo insisto: como ciudadanos debemos evitar que esta corriente ideológica se perpetúe en nuestro país; pronunciarnos en contra y exigir a nuestros legisladores (locales y federales) que no se basen en este pensamiento a la hora de votar. Porque una vez que inicia, como cualquier dictadura, busca no tener fin…
Y tú, ¿Kime cuentas?
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